Perros y caracoles: Canes adiestrados
“Emociona ver el amor de los entrenadores por sus compañeros de trabajo caninos, y la gran dedicación en ABG, empezando por su directora”.
A partir de 2010 se reporta el caracol africano, presumiblemente introducido a las islas para la producción de “baba de caracol” y catalogado entre las 100 plagas más invasivas del mundo. En Galápagos destruye la vegetación (potencial impedimento al desarrollo agrícola), compite con invertebrados terrestres y es peligroso para la salud (transmite un nemátodo mortal que se aloja en el cerebro).
Un caracol puede esconderse a 20 centímetros bajo la superficie. Producen de 600 a 2.000 huevos por año y permanecen en hibernación hasta cinco años.
Los técnicos de ABG (Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos) han probado varias metodologías: camas húmedas para atraerlos, sal para deshidratarlos, diversas frutas de carnada e incluso cerveza. Se los coloca en un área y se los incinera.
Complementando las actividades de control se decidió utilizar una técnica nueva: perros especializados en la detección de caracoles. Así es como el 16 de diciembre de 2014 llegaron, desde Texas, Darwin y Neville.
Darwin había sido entrenado para ayudar a personas con discapacidad, Neville era un perro callejero; ambos pasaron las nueve pruebas necesarias y el proceso de cuarentena hasta llegar a las islas.
De todo el personal de ABG se eligió a las personas que mostraron mayor conexión (o “química”) con los animales: Adrián Cueva, Fernando Zapata y Yamer Jiménez. “Estoy muy orgulloso de Darwin, que fue entrenado para abrir la refrigeradora a un ciego, es decir, para ayudar a las personas y aquí ha venido a ayudar a la naturaleza”, dice Yamer.
“Los niños se emocionan al saber que de perro callejero Neville se convirtió en héroe de las islas”, afirma Fernando.
Los perros trabajan cinco días a la semana, cuatro horas diarias. Sábado y domingo descansan, aunque igual los visitan sus entrenadores para entretenerlos. Porque para Darwin y Neville lo mejor de la vida es jugar. Y justamente esta es la recompensa al encontrar un caracol: se les permite divertirse por unos minutos con su juguete favorito, una pelota vieja de fútbol para Darwin y una de tenis para Neville.
En un buen día de trabajo cada animal puede hallar hasta nueve caracoles. “Los perros son como dos técnicos más”, dice la Dra. Marilyn Cruz, directora ejecutiva de ABG. “Trabajamos en equipo, técnicos, veterinarios y entrenadores. De los 50 sitios originalmente infectados en Santa Cruz, hemos reducido a 14”.
“Darwin era el ‘aniñado’, acostumbrado a vivir con aire acondicionado. Sufrió un poco al principio, incluso desarrolló una alergia al pasto elefante”, dice Yamer.
“En cambio, Neville era un relajoso. Todavía se le sale lo de ‘callejero’; es muy independiente. Por eso cuando hacemos presentaciones en público, llevamos a Darwin, que es el bien portado”, afirma Fernando. “Neville es más carismático y tiene la aptitud para ayudar a entrenar a otros perros en el futuro. Le gusta llamar la atención, y es un reclamón, hay que hablarle fuerte porque si no él ladra más alto”.
“Cuando participamos en ferias ciudadanas para educar a la población sobre el peligro de las especies introducidas, Darwin puede encontrar un caracol escondido entre cinco cartones. Y al recibir el premio, él juega con los niños. Es excelente relacionista público de ABG”, agrega Yamer.
Emociona ver el amor de los entrenadores por sus compañeros de trabajo caninos, y la gran dedicación en ABG, empezando por su directora, por un Galápagos libre de organismos exóticos que pongan en riesgo la salud humana y la biodiversidad. (O)