Respeto a la naturaleza
En pocas ocasiones la entrada de nuestro barco a puerto coincide con una festividad. Pero para alegría de pasajeros y tripulantes, pudimos celebrar en tierra la llegada del 2017, en Baquerizo Moreno, isla San Cristóbal.
El pueblo estaba de fiesta, y por supuesto, nosotros también. Caminamos por el malecón poblado de años viejos, juegos para niños y familias caminando, en ambos sentidos, aprovechando la ocasión para saludar a los amigos y vecinos.
La gran fiesta se anunciaba en el parque de la concha acústica y, por supuesto, allá acudimos. Los huéspedes ya habían sido instruidos sobre cada detalle de nuestra tradición, marchaban con sus uvas, ropa interior amarilla e incluso, algunos, cargaban sus propios años viejos. La plaza estaba poblada de locales y turistas, y de muñecos de diferentes personajes y colores.
Llegaron las 12 y quemamos nuestros viejos. Hubo los respectivos abrazos y deseos por un buen año, y el concebido fuego que todo lo purifica y que, como sentenció Borges, “ningún hombre puede contemplar sin un miedo antiguo”. Sin embargo, no se escucharon cohetes, ni petardos.
El alcalde había anunciado que la pirotecnia se lanzaría a distancia prudencial del pueblo, y así ocurrió. Observamos a lo lejos las luces de colores, sin estrépito, casi incluso diría yo que silenciosas. El 2017 ha comenzado bien, probando que la sociedad civil, los grupos organizados y con razones de peso, pueden lograr cambios positivos.
La Asociación de guías de San Cristóbal había solicitado meses atrás que no se utilizaran juegos pirotécnicos en esta ni ninguna celebración. Se dirigieron al alcalde, abogado Pedro Zapata, y a través suyo al Concejo municipal, en una carta que exponía inteligentemente los buenos argumentos.
Puerto Baquerizo cuenta con una colonia de lobos marinos bastante grande, una de las mayores del Archipiélago, distribuidas entre las playas del malecón, playa de oro y playa Mann.
En un oficio firmado por el presidente de la asociación, Iván López, y su vicepresidente, Fabricio Prado, los guías exponen los múltiples fundamentos, leyes, motivos por los que no debería usarse fuegos artificiales en Puerto Baquerizo. Entre sus puntos mencionan que: “Desde el año 2011 el lobo de Galápagos está categorizado por la IUCN como en estado de peligro de extinción. Estudios realizados por universidades de México, Escocia y por la Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad de Galápagos, señalan la disminución del estado de salud de las colonias en relación con el aumento de nivel de estrés en lobos que viven cerca a centros poblados. Noviembre y diciembre son meses de nacimiento. Frente al impacto sonoro, tanto crías como adultos entran en pánico, se producen evacuaciones masivas y puede luego haber abandono de bebés”.
En el oficio se alude al Municipio de Cobquecura en la República de Chile, donde también se han suspendido los juegos pirotécnicos para preservar el estado de salud de sus propias colonias de lobos marinos.
Por otro lado, el Ministerio de Turismo llevó a cabo una campaña Dile no a la pirotecnia, para concienciar a los habitantes de Galápagos y sus respectivas autoridades del riesgo que implica el estruendo para nuestros animales de las islas, recurso natural prioritario para el desarrollo turístico local.
Mis felicitaciones a la sociedad civil de San Cristóbal, a la Asociación de guías de la isla y al Concejo municipal y su alcalde que acogieron esta propuesta. Gracias por permitirnos comenzar el 2017 con un gran ejemplo de trabajo participativo y muestra de respeto a la naturaleza. (O)