Tiburón Gasparín: Singular avistamiento
“Si el empate oceánico modificado es definitivamente erradicado del archipiélago, Casper y los tiburones de Galápagos tendrán más oportunidades de sobrevivir”.
Esta historia es sobre Casper y Cindy Manning; es, en resumen, acerca de las maravillas del planeta, de su vulnerabilidad y la gente capaz de percibirlas.
Casper, o Gasparín, es un tiburón blanquinoso que Cindy ha avistado en lo que va del 2018 entre las islas Seymour norte y Baltra.
Apenas botamos ancla en la noche, Cindy sale a patrullar los corredores exteriores del barco en busca de su conocido, tan entusiasta como desde el día en que se convirtiera en naturalista del Parque Nacional Galápagos. Son más de treinta años y su afán perdura; con cámara en mano Cindy espera a Casper. Poco se sabe del individuo: que es blanco y que ha logrado vivir hasta la adultez, lo que se deduce de su tamaño de aproximadamente dos metros.
No podemos afirmar que se trate de un verdadero albino, anomalía generada por el bloqueo del gen de la pigmentación y que es muy rara entre tiburones. Se conoce que algunas especies pueden cambiar gradualmente su color al moverse de un hábitat a otro, como el Mustelus canis.
Los tiburones de aleta negra (Carcharhinus limbatus) consiguen perder temporalmente su pigmentación durante épocas de “blanqueo”, cuando ocurren afloramientos esporádicos de unos protozoarios llamados cocolitoforos. Existen muy pocos reportes de albinismo entre tiburones, y no encontré ninguno de tiburón de Galápagos, que es la especie que se sospecha a la que pertenece Casper.
Los tiburones de Galápagos, Cacharhinus galapagensis, están distribuidos en zonas tropicales y temperadas alrededor del globo. Según una publicación de Diana Pazmiño y otros, de 2017, la población efectiva de tiburones de Galápagos dentro del archipiélago se estimaría en cerca de cuatrocientos individuos, y con diferencias genéticas entre dos subpoblaciones, la del oeste y la de las islas centrales y del este. Esta especie alcanza la madurez sexual a los diez años, tiene periodos de gestación de doce meses, produciendo pocas crías, lo que la convierte en muy vulnerable.
Los tiburones de Galápagos se encuentran enlistados como casi amenazados a nivel global, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Su mayor peligro es el “empate oceánico modificado”, que es exactamente lo mismo que palangre de media agua (según especificaciones técnicas de la FAO). Son líneas de hasta decenas de kilómetros de las que penden cuerdas verticales con anzuelos circulares, diseñadas en un principio para obtener peces pelágicos como atún o picudos, que capturan otras por accidente, y aquí las posibilidades van desde lobos marinos, tortugas, albatros, hasta tiburones.
En 2005 el palangre fue prohibido en Galápagos por, entre otras cosas, “incompatible en el manejo de áreas marinas protegidas en el mundo”. En 2012 y 2013, y luego en 2017 volvió a la Reserva a manera de estudio piloto con observadores del Instituto Nacional de Pesca y el Parque Nacional Galápagos. Se sospecha que a pesar de su prohibición, aún se utiliza en las Encantadas (se han encontrado varios lobos heridos de anzuelos de palangre) y existen grandes presiones para que se autorice.
Casper y una media docena de su especie nadan alrededor del barco. Desde que Cindy nos hablara de su existencia vivimos pendientes de encontrarlo, siempre con el temor de que un día ya no esté. Uno de cada cuatro especies de tiburón corre elevado riesgo de extinción por la sobrepesca y presiones antropogénicas. Si el empate oceánico modificado es definitivamente erradicado del archipiélago, Casper y los tiburones de Galápagos tendrán más oportunidades de sobrevivir. (O)