La atleta de Galápagos
Las islas Encantadas se asoman como un destino favorito de la entrenadora deportiva Érika Segale, el cual suele disfrutar con su esposo, Julián Campo, y sus dos hijos.
Galápagos ha estado conectado a la visión del viaje perfecto de esta familia, con destinos tan increíbles como la playa La Lobería, en la isla Santa Cruz, donde Érika, al igual que todo turista, tiene la posibilidad de recostarse junto a lobos marinos.
Sin embargo, el último viaje de esta empresaria, propietaria del gimnasio Segale Lifegym, provocaba sentimientos encontrados. “Era el cumpleaños de mi hijo mayor, Emilio, y se quedaba en Guayaquil. Tenía un gran desafío, participar en mi primer triatlón olímpico y jugaba mi selección (contra Uruguay) esperando clasificar al Mundial de Fútbol Brasil 2014”, señala sobre esa competencia cumplida el sábado 12 de octubre anterior.
El Triatlón Galápagos se compone de tres disciplinas: nadar, pedalear y correr. “Es así como recorrimos de norte a sur por la isla Santa Cruz. Primero, fue emocionante nadar 1.500 metros en contracorriente en el canal de Itabaca, entre las islas Baltra y Santa Cruz, pudiendo disfrutar de una extraordinaria fauna marina”.
“La ruta del ciclismo fue espectacular, pedaleamos por la carretera Itabaca-Puerto Ayora atravesando por diferentes microclimas, desde un intenso sol hasta llovizna y neblina al coronar (los cráteres) Los Gemelos. Increíble todo esto, durante los 42 kilómetros de recorrido. Finalmente corrimos 10 km. Fue motivante sentir la fiesta que se vivía. Todos apoyando a los deportistas”, comenta.
Sin duda, fue una experiencia inolvidable, porque logró podio y medalla, que fueron el regalo de cumpleaños para su hijo, le propusieron matrimonio a una de las deportistas y la selección clasificó al mundial. “Esto solo pasa en las islas Encantadas”, concluye.
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