Descanso y naturaleza en Chone
Aves, naturaleza, descanso y gastronomía ofrece el cantón Chone, en la provincia de Manabí. Además invita a conocer sus historias y tradiciones.
El seco de gallina con sopita de verde fue el primer plato que probamos los periodistas invitados al paseo de tres días en el cantón Chone, organizado por el Cabildo local y la Asociación de Municipalidades de Ecuador. Eso nos ayudó a reponer ‘las pilas’ tras cuatro horas de viaje desde Guayaquil, más otros minutos en el rancho La Misión, donde saboreamos este almuerzo criollo.
La Misión, a diez minutos del centro urbano, en la parroquia San Antonio, tiene 20 hectáreas verdes que envuelven plantaciones de cacao y plátano, y ganado. Además se puede andar a caballo.
Justamente en ese sitio tranquilo el alcalde Deyton Alcívar explicó su meta de posicionar al cantón como un destino de descanso, naturaleza y gastronomía. “Queremos dejar atrás la mala fama de Los Choneros, Chone es un sitio de paz”, enfatizó, refiriéndose a la banda delictiva que los verdaderos choneros tratan de alejar de su memoria. Y cierto es que los destinos visitados invitan a relajarse.
Por ejemplo, en el rancho place descansar en hamacas. El sol del mediodía nos ordenó usar bloqueador; en cambio, el fresco viento bajo la sombra nos arrulló.
Dulces tradiciones
La segunda parada fue en la Cabaña de Don Toto, en la parroquia Canuto, famosa por la natilla. Ese dulce tiene la consistencia de un flan muy espeso, pero menos empalagoso. Raúl Rodríguez (don Toto) la preparó frente a nosotros con maíz, leche, panela y especias como canela y clavo de olor. Él las envolvió en hojas de plátano y así las vende en ese complejo a casi diez minutos del sur de la cabecera cantonal.
Incluso, a este manjar manabita, Toto le dedica un festival cada 15 de noviembre. El año pasado, dijo, preparó 3.000 porciones.
En Canuto hay otro personaje más que exalta el orgullo chonero: Gutemberg Mendoza. Es un apasionado de la historia de su parroquia y está a disposición de los turistas para contarles las crónicas del lugar. Una de ellas se relaciona con la iglesia Santa Rosa, con más de 150 años de existencia. Se dice que los novios solían ‘oficializar’ su unión al caminar dando la vuelta al templo. “Y así se convertían en marido y mujer”. Bien dicho que los tiempos de antes eran más sencillos.
Destinos para mojarse
Antes de visitar las cascadas El Caracol y el humedal La Segua, probamos unos ricos heladitos de leche con piña en la Heladería Mora. Es la primera heladería que se abrió en Chone. Sus dueños son la familia Mora. Allí atiende Dennis Mora, quien prolonga la fabricación artesanal iniciada por su padre, Armando, hace 65 años.
El balneario El Caracol nos aguardaba en el sector La Guabina, de la parroquia Santa Rita, a 17 km de Chone. Es una finca con siete cascadas de María Loor, quien abrió sus puertas a los turistas hace tres años. Hoy cuenta con una cabaña para una o dos familias, pero Loor aspira más adelante a construir tres cabañas más.
El líder del recorrido fue su hijo José Gaibor, quien suele acompañar a los turistas a subir y bajar estas caídas de agua de dos o más metros. En cuanto a los tres periodistas que ascendimos, la valentía y energía nos duró hasta la cuarta cascada.
Oportunamente, al regreso Loor nos esperó con un vaso de chocolate caliente, necesario pues el esfuerzo nos dejó ‘en cero’. Nuestra recuperación incluyó un breve descanso en hamaca y comer naranjas fresquitas que agarramos directamente de los árboles de este balneario (por ello a Chone se lo conoce como ‘el cantón de los naranjos en flor’).
Un poco más repuestos, Loor nos brindó el almuerzo típico del campesino manabita: la tonga. Se trata de una cantidad generosa de arroz con una presa de gallina bañada en maní y un maduro, todo envuelto en una hoja de plátano.
En el último día conocimos el humedal La Segua (parroquia San Antonio), ubicado a 13 km del centro de Chone, tomando la vía a San Vicente. Es un ecosistema de 1.700 hectáreas muy rico en aves migratorias, camarón de río, pez chame, caimanes y más. La guía fue María Auxiliadora Corral, quien protege esta enorme ciénaga, ubicada en el estuario del río Chone, de especies invasoras, como la tilapia, que supuestamente ataca la población del chame.
Con su torre de observación y mirador es un sitio perfecto para el aviturismo. “Desde agosto hasta enero se puede observar el mayor número de aves”, afirmó. Igualmente, Corral ofrece un recorrido guiado en botes por este magnífico escenario natural y la degustación del chame, confirmando el encanto de la naturaleza y el buen comer que tiene Chone. (I)
Datos adicionales: La Heladería Mora abre de 08:30 a 22:30 de lunes a domingo en las calles Mercedes y 7 de Agosto. Paseos guiados en La Segua: 098-592-5560 (Ma. Auxiliadora Corral). Cascadas El Caracol: 096-864-7449. Gutemberg Mendoza (guía de Canuto): 099-944-6116. Alojamiento: Hotel Atahualpa de Oro, 05-269-6627.