Descubriendo Júpiter
No se trata de ningún viaje al espacio. Esta simpática isla del sur de Esmeraldas es poco conocida en el mundo turístico, pero quiere dar su gran salto al universo de los viajes.
Nadie llega a la isla Júpiter por casualidad. Hay que proponérselo para avanzar atento en la vía Pedernales-Muisne hasta tomar un desvío 5 kilómetros antes de arribar al camino de ingreso al poblado de Mompiche.
Posteriormente, se avanza unos seis kilómetros por un camino lastrado que se detiene abruptamente por la presencia de un brazo de estero que nos invita a cruzar en alguno de los botes acoderados en la orilla, aunque es una invitación que resulta bastante breve, ya que el destino en la orilla opuesta se presenta a solamente unos cien metros de distancia.
Así llegamos a la primera parada de este paseo: la parroquia Bolívar.
Tierra de la concha
Al igual que la mayoría de pobladores de la parroquia Bolívar, María Cagua (47 años) suele caminar por esas calles lastradas con las manos llenas de la oscura “moneda” local, que desde hace décadas ha marcado la economía de este recinto localizado al sur de Mompiche, cantón Muisne, provincia de Esmeraldas.
“Las conchas son la moneda de Bolívar. Casi todos nos dedicamos a extraerlas del manglar, para luego venderlas por $ 8 el ciento. Cada ‘conchero’ recoge entre 150 y 250 conchas al día”, indica esta mujer, que es presidenta de la Asociación de Concheros Virgen de las Lajas, que tiene 38 miembros.
Entre ellos, la historia suele repetirse, ya que seguramente heredaron el oficio de sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, y desde ya tienen planeado heredárselos a sus hijos y nietos.
Sin embargo, otra actividad comienza a asomarse como una posibilidad económica, según Livinton Trejo, administrador de las Cabañas Las Suquillo. “Cada vez llegan más turistas; algunos se quedan solo por el día, y otros pernoctan. El principal atractivo es el paseo náutico por el estero y el mar, que lleva a la isla Júpiter”.
Es cierto. Una visita a Bolívar está conectada obligatoriamente a una escapada a la isla Júpiter. Para llegar a ella, hay que arrendar un bote a motor que logre atravesar un estrecho brazo de manglar que en pocos minutos nos entrega con entusiasmo al mar abierto.
Y de allí los minutos avanzan apaciblemente bajo el aleteo de las aves marinas que parecen resguardar con su presencia ese reducto de arena, palmeras, vegetación y unas poquísimas viviendas cuyos propietarios parecen haber escapado de todo para refugiarse en ese espacio anhelado por los turistas que, quizás motivados por una recomendación de algún familiar, amigo o conocido, supieron de la existencia de ese territorio que por su ambiente parece merecer el calificativo de “virginal”.
La marea baja brinda las mejores condiciones para asentar los pies en la isla Júpiter, ya que la playa agranda sus espacios, mientras que con la marea alta los pasos parecen clavarse con fuerza en una arena suave con ingredientes oscuros debido a su contenido de hierro.
Algo ocurre por allá
En esta playa no se asoma el turismo masivo. Ni siquiera una tienda, un caramelero o una carretilla con cebiches.
Solo vemos el entusiasmo de los poquísimos turistas que llegan para pegarse un chapuzón lejos de todo, solo acompañados por el sol brillante y las palmeras bailarinas, esperando que corran las horas para al atardecer tomar el bote que los llevará de regreso a Bolívar, donde hay pocos hospedajes.
Uno es Cabañas Las Suquillo, propiedad del quiteño Oswaldo Suquillo. “El Ecuador comienza a conocer a la isla Júpiter. Es un sitio tranquilo, puro y natural. Es un paraíso escondido”, señala el dueño de este emprendimiento construido en caña guadúa, tipo refugio, que cuenta con doce habitaciones rústicas, con baños compartidos.
Este hospedaje se ubica a unos 200 metros de otra infraestructura que sugiere el próximo nacimiento turístico de la zona: el Centro de Atención al Visitante Manglar Bolívar, que pronto será inaugurado por el Ministerio de Turismo para brindar baños, una cafetería y otras facilidades al visitante.
Nadie llega a la isla Júpiter por casualidad. Pero tales iniciativas, sumadas al escenario natural, están despertando una curiosidad que vale satisfacer con una visita… una escapada… una experiencia distinta.
Bernabeth, nuevo ‘todo incluido’ de Mompiche
En diciembre del 2011, la apertura del hotel Royal Decameron Mompiche significó un valioso crecimiento turístico a esta zona del sur de Esmeraldas, antes solo habitada por pequeños hoteles, mayormente rústicos.
Tal progreso ha impulsado la apertura de un nuevo hotel “todo incluido”: el Bernabeth, inaugurado el 1 de febrero en una ensenada de la zona norte de la playa para brindar 40 amplias habitaciones con acondicionador de aire, televisión con pantalla plana y cable, baño privado con agua caliente, teléfono y, en la mayoría, con grandes balcones privados y vista al mar.
Su oferta se complementa con piscina, restaurante, bar-snaks, bar para bebidas tropicales, bazar, discoteca, karaoke, animadores, spa, internet ilimitado (wifi), salón de conferencias, sala de juegos con billar, ping-pong, club de niños y guardería, entre otras facilidades y servicios.
La tarifa va desde los $ 85,40 por persona en habitación doble, la cual incluye alojamiento, alimentación completa, entretenimientos, bebidas e impuestos.
Informes: www.hotelbernabeth.com, 098-241-9201, (02) 276-2981.
Informes: Cabañas Las Suquillo 098-521-8620.