El patrimonio más vivo
Creencias, esculturas, mausoleos... El Cementerio General de Guayaquil tiene un área patrimonial cuyo ingreso es por la puerta 3. Hicimos este paseo que motiva admiración.
El tío Ronald manejaba su taxi por el barrio del Centenario, sur de Guayaquil, cuando lo hizo detener un caballero de aspecto muy elegante.
El pasajero se subió al asiento de atrás del vehículo y le solicitó dirigirse a la puerta 6 del Cementerio General, lo cual fue el inicio de un recorrido que aparentemente sería similar a cualquier otro cumplido en cualquier día de la semana con cualquier otro cliente.
Pero aquella no era una “carrera” común. El tío Ronald trasladó a aquel hombre elegante a la puerta 6 del camposanto, percibiendo su silenciosa presencia en todo el recorrido solo a través del espejo retrovisor, pero tras detener el taxi ocurrió algo insólito: “Me giré para cobrarle, pero el hombre había desaparecido. Me dije: ‘¿Estoy soñando o qué? Ocurrió hace más de 30 años y aún me debe la carrera”, bromea Ronald Murillo por teléfono, ya que desde hace 32 años vive en Santa Clarita, estado de California, Estados Unidos.
Murillo es tío materno de Paola Martínez, funcionaria del Ministerio de Cultura y Patrimonio, quien junto con la guía turística Lender Torres nos acompañan en este recorrido por el llamado Cementerio Patrimonial de Guayaquil, tal como se denomina al área declarada como bien patrimonial desde el 2011, comprendida desde la calle Julián Coronel (límite sur del predio) hasta la avenida Pedro Menéndez Gilbert (límite norte).
Aquí descansa la leyenda
Martínez comenta que el mito popular es un componente vivo del atractivo que despierta este camposanto, que junto con el contiguo Cementerio de los Extranjeros abarca más de 700 mil tumbas en sus 14,7 hectáreas (147 mil m²) de superficie, de los cuales aproximadamente un tercio (4,89 hectáreas) es considerado patrimonial.
Sobre la anécdota ocurrida a su pariente, Paola Martínez comenta: “Existe la leyenda de que personajes ilustres salen de sus tumbas por las noches para pasear en la ciudad caminando o en taxi. Por eso me impactó tanto la historia que nos cuenta mi tío Ronald”.
Otras leyendas apuntan a la tumba del brujo, en la zona del cerro, la cual supuestamente es visitada por hombres y mujeres que practican la magia negra (les dejan dulces y velas encendidas), mientras que la llamada tumba del soldado milagroso, por allí cerca, suele ser concurrida cada lunes muy temprano por maridos infieles para pedir que no sean descubiertos y los delincuentes solicitan que no sean atrapados, entre otros favores.
Esos sitios conformarán la Ruta Mágica, que en meses próximos engrosará la lista de recorridos autoguiados por la agreste zona del cerro de esta ciudad blanca.
De la leyenda al mármol
La actual oferta abarca cinco paseos: Ruta General (Bajo el cielo del recuerdo), Ruta de las Esculturas (Memoria y el vuelo de los ángeles), Ruta de los Presidentes, Vicepresidentes y Próceres (Entre la grandeza y la huella eterna), Ruta Artística, Literaria y Musical (Tras la sombra del último verso) y Ruta de los Personajes Ilustres.
La señalización comienza con un letrero instalado desde hace un año a la izquierda del ingreso de la puerta 3, el cual indica las ubicaciones de las tumbas que componen los paseos.
Nuestra caminata abarcó un agradable compendio de tales senderos, comenzamos por el izquierdo (atrás del letrero), para luego avanzar unos pocos pasos hasta la tumba de María Iza de Musse, que es parte de los recorridos General y de las Esculturas (los cinco tours se superponen en algunos tramos).
Esta tumba exhibe una escultura de mármol blanco de Carrara (Italia) que motiva una elocuente explicación de la guía Lender Torres: “Es obra del italiano Enrico Pacciani, el artista más emblemático del camposanto. Con este recorrido, el visitante puede aprender a reconocer su trabajo, que suele presentarse como un colchón de botones de rosas muy bien definidas y vestuario sobre la silueta de la mujer con pliegues muy realistas que dan una sensación de transparencia”.
El paseo prosigue entre el mármol más fino y los árboles cargados de mangos hacia el cercano mausoleo de Ismael Pérez Pazmiño y su esposa, Rosa Herlinda Castro (Ruta de los Personajes Ilustres), que exhibe el romántico epitafio que el fundador de Diario EL UNIVERSO dedicó a su cónyuge: “Todo pasa en el mundo, todo dura lo que dura una flor, un ave, un nido. Todo muere en la oscura y pavorosa noche del olvido… (pero) aun en la tumba te amarán mis huesos”.
La cercana tumba de Francisco Campos (Ruta de los Personajes Ilustres) nos espera como una parada que resulta un gesto de reconocimiento al líder del grupo de fundadores de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, entidad que regenta este cementerio, que data de 1823, y el cual llegó a poblarse rápidamente debido al azote de la fiebre amarilla, en 1842
Pocos pasos nos separan de un singular pasillo que comienza con la tumba del expresidente Emilio Estrada Carmona (1855-1911) y continúa con espacios sembrados de obras de Enrico Pacciani, las cuales están debidamente inventariadas.
Este es precisamente un detalle destacable del camposanto. “Es el único cementerio de América Latina con todos los bienes patrimoniales señalizados, lo cual es producto de un inventario entregado en agosto del 2010”, dice Martínez.
Los alrededores de la puerta 3 también exhiben las composiciones con ángeles que Enrico Pacciani trabajó para las tumbas de Rafaela M. de Robles (fallecida en 1908) y Celeste Graciela Castillo (1896-1921), cuyos detalles en el pedestal con rosas, en las vestimentas, las alas y los cabellos sugieren el gran cuidado con que el camposanto acoge a varios de sus huéspedes.
Por ello resulta curioso que, según la leyenda popular, algunos suelen darse sus escapadas al mundo de los vivos, quizás para recordarnos que este cementerio es memoria viva, orgullosa y eterna de nuestra ciudad.
Detalles
Sobre la antigüedad de los monumentos funerarios, son dominantes los edificados entre el siglo XIX y principios del siglo XX, ya que ambos suman el 39% en el inventario. Les siguen los registrados desde 1920 hasta 1959, ambos suman 32%.
Los recorridos han sido creados según la trascendencia histórica, artística, cultural y popular de los bienes con los que cuenta la necrópolis.
El mausoleo más antiguo en el Cementerio de Guayaquil, que se puede apreciar en la actualidad, el de los Ycaza-Gainza”, data del año 1856.
Entre marzo y abril del 2011, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural dictó talleres para capacitar a guías turísticos y gestores culturales con el fin de desarrollar una cultura de conocimiento patrimonial.
Sin embargo, aún no se ofrecen recorridos guiados de manera permanente. Ahora se promueven las autoguianzas con la señalética instalada en el cementerio.