Jardines de la Costa Azul
La Riviera Francesa está salpicada de terrenos de colorida vegetación sembrados como monumentos a la naturaleza más vivaz.
Texto y fotos DPA
El jardín de la villa Eilenroc, en el extremo de Capd’Antibes, tiene una historia especial. “El jardín fue creado en el siglo XIX en un suelo rocoso”, dice Jean-Pierre Schaefer, de la oficina de zonas verdes de Antibes. “Burros tuvieron que traer la tierra”. Hace tiempo que los árboles en el parque alcanzaron una gran altura. Un viaje a lo largo de la Riviera francesa es una experiencia especial para los amantes de los jardines. En la región hay numerosas áreas verdes extraordinarias, donde crecen plantas raras, por ejemplo en Thuret, un jardín selvático en Cap d’Antibes. Allí crece el madroño oriental, cuyo tronco tiene un color rojo. “Estamos investigando cómo los árboles se adaptan al cambio climático”, dice la directora del jardín científico, Catherine Ducatillon. Ya el fundador del jardín quería investigar cómo los árboles importados se adaptan al clima mediterráneo. A tal efecto, Gustave Thuret (1817-1875) cultivó en cuatro hectáreas unas 4.000 variedades de plantas. Fue también Gustave Thuret quien llevó la palmera phoenix de las Islas Canarias a la Costa Azul.
En el paseo marítimo de Niza hay unos ejemplares especialmente impresionantes. La Promenade du Paillon es un ejemplo de jardinería moderna. Este oasis verde discurre 1,2 kilómetros, como un largo corredor, junto al centro histórico de la ciudad, entre casas y coches.
Jean-Michel Meuriot es el experto en jardinería de Niza y también es responsable de la plantación creativa del Jardín du Monastère de Cimiez, en el norte de la ciudad. En el jardín del monasterio, que data del siglo XVI, ha creado en terrazas arriates coloridos con plantas vivaces y flores. Algunas de ellas son casi provocadoramente luminosas. Los amantes de los jardines en la Costa Azul también visitan la exclusiva península de Saint-Jean-Cap-Ferrat. En un entorno de ensueño, la baronesa Béatrice von Rothschild mandó construir aquí a principios del siglo XX la villa Ephrussi de Rothschild con un parque opulento.
El visitante camina por siete jardines temáticos, entre ellos el jardín japonés, que es extraordinario, el jardín florentino y eljardín exótico, con cactus de varios metros de alto.
Una de las principales atracciones de la Costa Azul es el Jardín Exotique en Eze. Un camino empinado sube por los callejones del pueblo medieval. A una altura de unos 400 metros se alzan al cielo cactus, plantas suculentas, aloes y agaves. “Aquí crecen cientos de variedades de plantas exóticas”, dice Patrickle Tiec, de la oficina de turismo de Eze. “Las plantas nuevas las traemos acá en helicóptero”.
El viaje termina en Menton, la ciudad jardín de la Riviera francesa. Una atmósfera misteriosa se percibe en el jardín, de aspecto abandonado, Serre de la Madone, la obra maestra del paisajista parisino Lawrence Johnston (1871-1958), quien viajó mucho por el mundo para buscar plantas”.
En varias terrazas, Johnston creó una colección increíble de rarezas botánicas”, dice Stephane Constantin, del servicio de parques y jardines de Menton. Constantin trabajó mucho tiempo en el parque y aún hoy queda fascinado por la magia de este maravilloso jardín botánico.
Informes: cotedazur-tourisme.com, nicetourisme.com, menton.fr, villa-ephrussi.com, eze-tourisme.com.