Lagos de adrenalina
La belleza de los espejos de agua de Imbabura invita a la contemplación… pero también a la diversión absoluta.
Para pasarla recontra bien en el lago San Pablo, al sur de Ibarra y de Otavalo, la primera recomendación es lanzarse al agua.
¡Sí, lanzarse al agua! Si está muy fría, puede gritar ‘achachaiiii’, como es la costumbre local cuando las sensaciones gélidas golpean la piel.
Tras haber superado el shock térmico, llega la hora de ponerse las botas empotradas a la tabla de wakeboard (esto se hace boca arriba dentro del agua), para luego sostener la laaaaarga cuerda con los brazos estirados, pero dejándolos ligeramente flexionados como queriendo abrazar las piernas, que lucen arrodilladas y listas para iniciar la carrera acuática.
Ahora nos llenamos de audacia para hacerle una señal al conductor del bote que, a unos cinco metros de distancia, enciende el motor para comenzar la parte difícil de la experiencia: la embarcación nos hala, por lo que debemos sostener la cuerda con fuerza para intentar ponernos de pie al subir la cadera.
Esa es toda la maniobra que debería convertirnos –después de tres, cuatro o cinco intentos fallidos en que todo novato suele terminar estrellado en el agua– en conquistadores del lago.
Aventuras acuáticas
El lago San Pablo puede ser considerado el gran destino turístico de aventura en la Sierra norte del país. Para comprobarlo llegamos a la hostería Cabañas del Lago, en la orilla noreste de este cuerpo de agua, en donde encontramos una muy completa marina con diversas facilidades para que los turistas puedan aprovecharlo gota a gota, para gozarlo carcajada a carcajada.
Es así. El lago San Pablo tiene la facultad de provocar alegrías muy expresivas al usarlo como escenario de paseos en kayak ($ 9,76, media hora), motos de agua ($ 40,26, 20 minutos), esquí acuático, wakeboard (ambos $ 40,26, 30 minutos), burbuja (gran boya inflable, $ 15,86, 10 minutos) y bote a motor ($ 8,54, 20 minutos), entre otras opciones.
Claro que hay disciplinas más sencillas que otras. El paseo en kayak solo demanda de remar con paciencia, permitiendo un avanzar lento que resulta relajante.
La moto acuática nos regala una ruta más agitada que abre surcos de adrenalina en la superficie del lago.
Aunque muchas familias prefieren realizar pausados paseos en bote, también ofrecidos por el Parque Acuático de la cercana comuna Araque, a unos 250 metros al sur de Cabañas del Lago, y por la hostería Puertolago, en la orilla opuesta, por la vía Panamericana.
Laguna de Yahuarcocha
Otro escenario de diversiones acuáticas reposa en la laguna de Yahuarcocha, junto a Ibarra, donde dragones, tortugas, ranas, patos y delfines de fibra de vidrio toman la forma de pequeños botes que es posible arrendar por $ 5 la media hora (4 pasajeros).
Al realizar este paseo notamos la presencia de parapentes que se han tomado el cielo para extender la aventura hasta el aire.
El vuelo luce como un paseo complementario a la gran experiencia de gozar los lagos de Imbabura, como el San Pablo, porque nada reemplaza a la emoción que fluye al intentar esquiar tras lanzarse al agua con un ‘achachaiiii’ gritado a todo pulmón.
Contactos: Cabañas del Lago (06) 291-8108, Puertolago (06) 292-0920, parapente en Yahuarcocha: flyecuador.com.ec