St. Petersburg: La ‘otra’ puerta de entrada a los parques Disney
Está más cerca de Tampa que de Orlando y se oferta como una opción interesante para la familia.
Un cerdito llevado de una cuerda por su escultural propietaria irrumpe en medio de la calma con que cientos de visitantes disfrutan del atardecer en la bahía de St. Petersburg, en la Florida que está del lado opuesto a Miami y Orlando. La que está frente al golfo de México.
Festejando a la sui generis mascota (había toda una diversidad de perros que quedaron opacados por el porcino), los turistas abandonan por un momento sus cómodas sillas, en la que bebían un coctel o esperaban al aire libre algún plato gourmet, de corte marino especialmente, que se ofrecen en el acogedor centro (downtown, en el idioma local) del paradisiaco destino que quiere alcanzar ya la mayoría de edad entre las importantes ofertas turísticas que hacen los Estados Unidos.
Es que la estrategia, que el cabildo local le ha encargado a Ana Fernández y todo un equipo de promotores muy profesional, es posicionar en la mente de los visitantes que St. Petersburg debe ser vista como la otra puerta de acceso a los parques de Disney y de Busch Gardens, ubicados en la periferia de Orlando y a los que usualmente se llega haciendo base en esa ciudad o en Miami, a cuatro horas en carretera.
Una puerta distinta, de lindos paisajes, gran playa, diversión, vida nocturna y todo aquello que genere una experiencia inolvidable al mezclar el mundo mágico infantil con todo aquello que los adultos quieren hacer al aire libre cuando los chicos se fueron ya a dormir.
“Yo conozco Guayaquil”, dice emocionada Luiana Postorino cuando me presento y digo desde dónde he llegado al sitio. “Y también Quito, Cuenca, Macas... lindo país”, agrega la brasileña, de excelente castellano, que es parte del equipo promotor de St. Petersburg y su vecina Clearwater. Es que como hija de un importante ingeniero de obras viales, desde muy chica ha recorrido parte del mundo acompañando a sus padres a cada sitio donde llegaba la maquinaria, como en Ecuador. Pero llegó a la Florida por amor, al ser el sitio natal de su esposo (al que conoció en la universidad) y se enamoró también de St. Petersburg y Clearwater, tanto que sus estudios de marketing los aplica a tiempo completo en promocionar con pasión ese, ahora su “lugar en el mundo”.
Pero ¿es práctico tomarlo como punto de partida para ir a Disney? Ana Fernández está convencida de que sí. Y aunque admite que está algunos minutos (menos de una hora) más distante que Orlando de esos parques, cree que el instalarse en un sitio tan acogedor y luego pasar también por Tampa hacen que valga la pena. En el caso de Busch Gardens, tienen ventaja porque ese sí que está más cercano.
Un destino cultural con el impactante museo en honor a Salvador Dalí o la exposición permanente de Dale Chihuly, el más afamado escultor norteamericano del vidrio y cuya obra coquetea fuertemente con lo mágico. Y también como un destino de compras, donde a más de estar las marcas más exclusivas en sus malls, prepara la inauguración de una sucursal de los prestigiosos Premium Oulets, preferidos por los latinoamericanos que van a buscar sobre todo ropa y calzado.
El viaje valió la pena. Sirvió para conocer una esquina de la Florida mantenida más al natural, muy acogedora, y con acceso a toda aquella fantasía que hace que oleadas de turistas se instalen en ese caliente estado, permanentemente. (I)