Turismo: Pueblitos de Loja
Las carreteras permiten llegar a los guayaquileños a Loja en solo 6 horas. Este paseo puede llevarnos a tranquilos pueblos llenos de su esencia tradicional.
Llegar a la hermosa capital de la sureña provincia de Loja nos aproxima a aquel sentimiento que los habitantes locales llaman con orgullo la “lojanidad”, descrita por el cantante Trosky Guerrero como un “sentido de pertenencia a ese espacio y a ese cielo”, a la música, a la palabra y a la buena cultura.
Llegar a Loja también significa conocer atractivos como el Parque Recreacional Jipiro, el Parque Lineal de La Tebaida, el Jardín Botánico Reinaldo Espinosa y una variedad de museos (Matilde Hidalgo de Procel, del Banco Central, de las Madres Conceptas, de Arqueología y Lojanidad, de Arte Religioso San Juan del Valle y de la Música).
Y al salir de la ciudad el viaje puede transportarnos a zonas donde la “lojanidad” toma características rurales que la vuelven más acogedora y rústica. Ese paseo muy bien puede apuntar en dirección sur, rumbo a Vilcabamba, en cuyos alrededores podemos convertirnos en mayores descubridores de la identidad lojana al visitar pequeños pueblos que mantienen en sus calles y plazas una tranquilidad conventual que solo hace un paréntesis en los domingos de misa.
Hacia Malacatos
Tomando esa vía llegamos al valle de Malacatos, cuyo clima fluctúa entre 18º y 25º, para aproximarnos primero al poblado de Langangui, famoso por su fritada. Los viajeros suelen realizar esa parada de rigor, ya que también comen allí la tradicional chanfaína, similar al chaulafán, pero con arroz amarillo y preparado con el corazón del cerdo, papas y culantro.
La carretera luego puede depositarlos en el poblado de Malacatos, en donde la plaza central se luce con la presencia de los tradicionales chazos lojanos, tal como se denomina a los orgullosos y amables campesinos que portan sus sombreros de paja toquilla con faldón ancho. Mientras, las viviendas cercanas muestran un estilo republicano que permanece hermosamente inalterado y congelado en el tiempo. Otro atractivo es el santuario diocesano El Señor de la Caridad, con un estilo renacentista neoclásico construido en 1942, el cual convoca la presencia de los fieles cada domingo.
Malacatos es famoso por sus cultivos de frutas (como naranjas) y caña de azúcar para surtir a las diversas moliendas que elaboran las panelas, aún usadas para endulzar las bebidas.
La vía también permite observar cultivos de café que, ya servido en la taza, constituye uno de los emblemas de esta zona agrícola.
Saliendo del pueblo, en la vía a Vilcabamba, el viajero avanza unos 500 metros en la carretera para encontrarse con un desvío a la izquierda. Es un camino secundario en buenas condiciones sembrado de pintorescas casas de adobe y que lleva al tranquilísimo poblado de Taxiche.
Parecería que los relojes en Taxiche avanzan más lentamente, ya que la gente, las viviendas, los árboles, los animales, todo conforma un escenario urbano casi escondido que es utilizado por los lojanos para alejarse de la agitación de las ciudades mientras se disfruta del típico helado de la zona, un bizcocho o una cecina (carne de chancho secada y aliñada con secretos).
Los gigantes de Quinara
De regreso a la carretera, la vía al sur nos lleva a Vilcabamba, destino turístico famoso internacionalmente por sus paisajes, su clima y por supuestamente guardar el secreto de la longevidad. Este valle sigue convocando a los viajeros del mundo, pero solo los lojanos conocen que allí cerca hay otro poblado con tesoros por revelar.
Se llama Quinara. Es una población pequeña y plana (no tiene colinas) con habitantes que exhiben la costumbre de saludar con amabilidad a todos los visitantes, quienes llegan porque allí encuentran una alternativa para el descanso.
Por ello, los turistas que suelen llegar de ciudades como Cuenca o Loja gustan de solicitar a los pobladores, desde temprano en la mañana, que les preparen un almuerzo tradicional, que puede venir con caldo y seco de gallina criolla, o sopa de verde con arveja.
Un paseo muy agradable desde Quinara nos invita a tomar la vía hacia Yangana, en donde es posible observar, junto a la carretera, los impresionantes estoraques. Así se llaman unas formaciones naturales de roca que se levantan como talladas en la montaña. Los vehículos suelen parquearse junto a la carretera para contemplar su grandeza, tomarse fotos, y recordar que la sureña provincia de Loja tiene mil maneras de sorprendernos. (I)
Fuentes de apoyo: Municipio de Loja, ecuadoracolores.com. Hosterías recomendadas en el valle de Vilcabamba y alrededores: Madre Tierra (07) 264-0362, El Descanso del Toro (07) 264-0007, Hostería de Vilcabamba (07) 264-0271/72, Izhcayluma (07) 230-2516, La Vieja Molienda (07) 267-3239, Las Lagunas (07) 267-3075, Las Ruinas de Quinara (07) 264-0314.