Turismo y deportes
Estos ecuatorianos combinan sus amados pasatiempos con vivencias en escenarios maravillosos que los han llevado por tierra, aire y mar.
Ciclistas sin Fronteras
Pedaleando con amigos y paisajes
La ruta más compleja que han realizado los miembros del club guayaquileño Ciclistas sin Fronteras los llevó a Panamá en el 2005, para cruzar en un día el estrecho país de costa a costa (120 km), iniciando en Colón, en la costa del Atlántico, hasta playa León, a orillas del océano Pacífico.
“Fue muy extremo debido a lo inhóspito del terreno; cruzamos montañas, selvas, pantanos, quebradas; avanzábamos bajo un sol irreverente o lluvia”, indica Ronald Game, presidente de esta entidad que está realizando los trámites para obtener vida jurídica.
En sus 8 años de actividad, los aproximadamente 30 miembros del grupo han realizado viajes por todo el país, especialmente por la Ruta del Spondylus, y en las islas San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela, Galápagos. Además, en Cuba pedalearon durante diez días los 1.300 km desde Guantánamo a Varadero (2010), mientras que rumbo a Perú comenzaron en Loja para cruzar por Macará hasta Zapotillo (2011).
“Cada domingo salimos a una nueva experiencia. Es toda una aventura con los amigos y amigas del deporte”, indica María Cristina Romo-Leroux, psicóloga. Rocío Ramos, quien labora en el área de inventario de una embotelladora, indica que una de sus rutas favoritas fue en Manabí, desde La Esperanza (cerca de Jipijapa) hasta Puerto López. “Pasamos por sitios como la comuna Agua Blanca, donde había piscinas de aguas sulfurosas y restos arqueológicos”, señala sobre ese paseo de cuatro horas por cerros y cauces de ríos.
Iván Erráez, ingeniero mecánico, disfruta particularmente los paseos junto al océano, y en los alrededores de Bucay. “Ves paisajes increíbles”, dice. Así también lo considera su esposa Alexandra Vega, quien disfruta compartir con su cónyuge estos viajes con amigos que le sirven además para mantenerse en buena forma física.
Ahora planean viajar a España en septiembre para realizar en diez días el Camino de Santiago, desde Roncesvalles (Navarra, cerca de la frontera con Francia) hasta Santiago de Compostela (Galicia), próximo a la costa noroeste de España. Y esperan que más ecuatorianos gocen la aventura.
Contacto: rgame@ecuaenlace.com, 253-4399, (09) 700-9822.
Hugo Bravo
Viajar, soñar y volar
El arquitecto Hugo Bravo tiene alrededor de 25 años practicando deportes extremos como las alas delta y el parapentismo, para lo cual recorre la costa del país, “volar es una de las sensaciones del alma que no se pueden explicar sino hasta que lo vives”.
Sus lugares favoritos son Crucita, Canoa, Montecristi (Manabí), San Pedro, Playa Bruja, esta última cerca de Montañita (Santa Elena). E incluso con su grupo de amigos del parapente ha descubierto un cerro en el cantón 24 de Mayo, al sur de Manabí, conocido como La Silla (540 m), que resulta accesible tras una excursión de media hora en la montaña, y donde el parapente puede lograr una altura hasta de 1.600 metros.
Tales sitios tienen un “encanto cósmico único; se vuela para separar el alma del cuerpo y sentirse parte de la naturaleza, esto te hace mirarla desde un punto diferente y entenderla de tal manera hasta sentir dolor cuando se la maltrata y no se la entiende”.
Esta conexión con la naturaleza merece ser compartida con los demás, por ello Bravo se considera un “hacedor de sueños” que ha cumplido el anhelo de volar de varias personas, entre ellas una persona cuya discapacidad le impedía caminar, otra de 90 años y un niño especial de 3 años. “Yo noté cómo estas personas lloraban de alegría y no querían aterrizar”, comenta este portovejense.
Un viaje a la playa nunca será lo mismo para quienes aprenden a volar parapente, concluye.
Pedro Nuques
Escenarios a la carrera
El sueño de todo maratonista es competir en la maratón de Boston, para la cual se debe clasificar por anticipación, indica Pedro Nuques, quien agrega que también son añoradas las maratones de Nueva York, Chicago, Londres y Berlín.
Nuques, quien suele competir con su esposa, la triatleta Paola Gamboa, recorre diversos países para asistir a esas carreras de 42 km (maratón), 21 km (media maratón) o en las competencias de ironman (3.800 m de natación, 180 km de ciclismo y 42 km de atletismo), donde tienen hasta 17 horas para finalizarlas.
En los ironman hay diferentes destinos para competir, desde Lanzarote en España (muy agradable por la brisa que acompaña a los atletas) hasta Niza en Francia, en el cual se asciende por las lomas del Tour de Francia.
“Al finalizar mi primer ironman, luego de 12 horas todo adolorido, me acerqué a ver los resultados y no entendía la tabla, ni sabía cuál era mi posición, hasta que un competidor me felicitó diciendo que quedé segundo y con ese cupo pude clasificar al Mundial de Hawái en el 2006”, señala Nuques, quien el año anterior compitió en los ironman de San Juan 70.3 (Puerto Rico), de Zúrich (Suiza), el triatlón de Galápagos, el medio ironman de Piedra Roja en Chile y, en este año, en la vuelta a la costa en ciclismo, que va desde Guayaquil hasta Manta en tres días, pasando por Santa Elena.
Allí los músculos descansan en la belleza de los escenarios.
Juan Carlos Veloz
Admiración por las montañas
Los aficionados a escalar elevaciones deben seguir dos consejos que los traslada a los paisajes más extremos del país. El primero es respetar las montañas, “es el primer y gigante paso, porque permite entender el verdadero sentido de tener contacto con ellas”.
El segundo es tener una seria capacitación, “en la actualidad se dispone de cursos abiertos al público en general, también existe la posibilidad de ingresar a clubes de montañismo”.
Son los consejos de Juan Carlos Veloz, quien fuera de sus horas de trabajo dentro de una aerolínea nacional en Quito dedica su pasión a este deporte extremo. “Mi montaña favorita es el Chimborazo, ya que identifica a la provincia de mi pueblo natal, Palmira. Sin embargo, el Cotopaxi es especial porque me ha permitido iniciar en esta apasionada actividad”.
Juan Carlos considera que el Cotopaxi es la montaña más atractiva turísticamente, por las facilidades que presta. “Tan solo caminar sobre ellas nos permite descubrirlas”, indica este profesional que se siente dichoso de haber nacido en un país con una Avenida de los Volcanes, en las provincias andinas, nombrada así por el científico alemán Alexander von Humboldt en 1802. Los paisajes más hermosos son parte de la recompensa, concluye.