Escalar lo imposible

24 de Mayo de 2015
The New York Times

Alex Honnold es parte de una generación de deportistas que se juegan la vida en sitios como el Parque Nacional Yosemite (California).

Alex Honnold escala sin cuerdas en Sentinel Rock (Yosemite). Utiliza magnesio en

A la edad de 5 años, mientras otros niños de su tamaño buscaban iniciarse en el juego de la pelota, el estadounidense Alex Honnold ya comenzaba a ser un personaje asiduo en el parque de escalada de muro de su natal Sacramento (California).

Y en casa continuaba con su tendencia lúdica al trepar por muros, rejas, árboles, muebles... “Era un chico difícil de criar. Siempre estaba aterrorizada al pensar que podía caerse”, indicó su madre, Dierdre Wolownick, en la edición del 15 de marzo de la revista dominical de The New York Times, en la cual su hijo aparece en la portada como uno de los escaladores más extremos del mundo.

¿Hábitos suicidas?

Según indica el Times, a los 10 años Alex ya era un experto en esa actividad; a los 16 podía colgarse en peso sosteniéndose con un solo dedo, y a los 18 su nombre figuraba entre los principales escaladores de Estados Unidos.

Hoy, a sus 29 años de edad, Alex Honnold es el personaje más mediático y reconocido de una intrépida raza de escaladores que viven para coronar las paredes naturales más impresionantes, entre las que se destacan aquellas que se levantan en el Parque Nacional Yosemite, en el estado de California.

En una de ellas Honnold ganó fama internacional cuando en el otoño del 2008, a los 23 años, este muchacho de estructura fibrosa como gato escaló la pared de granito conocida como el Half Dome (medio domo) en 2 horas y 50 minutos, en estilo libre y sin cuerdas de seguridad, una hazaña con tinte casi suicida llamada solo integral y que sacudió el escenario global de la escalada de roca.

“En teoría, debería escalarse a más ritmo sin cuerda porque llevas menos peso y haces menos movimientos”, explicó Honnold a National Geographic.

En un reportaje sobre ese hecho, ese medio reseñaba que la primera vez que se escaló el Half Dome, en 1957, el californiano Royal Robbins y su equipo tardaron cinco días. Para llegar a la cima, a 1.475 metros sobre el valle, clavaron en la roca alrededor de 100 pitones, unas finas cuñas de acero en las que enganchaban las cuerdas de escalada (un estilo llamado escalada artificial).

Una generación más tarde, en 1976, Art Higbee y Jim Erickson, de Colorado, escalaron el Half Dome en 34 horas en estilo libre (introduciendo pies y manos en las fisuras y usando las cuerdas solo para frenar posibles caídas). El solo integral de Honnold elevó la vara de las acciones inconcebibles.

Sin embargo, la audacia casi irresponsable de Honnold ha provocado que pierda auspiciantes, a lo cual él una vez respondió: “Si tengo un don en particular, es fuerza mental. Tengo la capacidad de concentrarme cuando otros se paralizan del miedo”. Por ello, es famosa su fría actitud, la cual le ha ganado el apodo de Alex No Big Deal (no gran cosa), frase con la que él minimiza la posibilidad de caer al vacío.

Lynn Hill es una de las escaladoras más famosas del Yosemite.

“Si tengo un don en particular, es fuerza mental. Tengo la capacidad de concentr

Carrera vertical

La escalada de roca se ha convertido en un deporte de velocidad, a tal punto que los escaladores de élite buscan romper récords en rutas antes vistas como heroicas solo por culminarse.

Pero para ello también aparecen los escaladores que prefieren cumplir sus hazañas sin cuerdas, ya que dos trepadores subiendo como equipo (generalmente trabajan en pares, atados en una cuerda y subiendo por turnos) tardan seis horas para coronar una pared natural usando cuerdas, pitones y estribos que clavan en el muro, mientras que un escalador en solo integral puede tardar media hora en el mismo espacio. Claro que algunos de esos audaces aparecen en la lista de las docenas de trepadores que han muerto en el parque.

A nivel mundial, la pared más impresionante para medir la calidad del deportista se encuentra en el Yosemite. Se llama El Capitán, una pared que muchos expertos sueñan con coronar alguna vez en sus vidas. Pero muchas veces ese anhelo queda como eso, un sueño, ya que el nivel de dificultad de The Cap, como es conocido, acobarda a la mayoría a medio camino.

The New York Times narra que en su más reciente aventura, Honnold realizó siete ascensos continuos en igual número de días y por diferentes rutas en compañía de David Allfrey, otro escalador experto.

“Para Allfrey (…), este logro muy probablemente significaría la coronación de una brillante carrera como escalador, pero para Honnold sería una victoria más en su larga lista de hazañas”, señala el Times.

Los protagonistas de este mundo de vértigo se reúnen en el bullicioso campo 4 del Yosemite, donde años atrás los escaladores lucían como hippies transgresores, pero hoy puede juntar a abogados que practican su pasatiempo o a viajeros aventureros que buscan adrenalina.

Agarre femenino

El escenario en el campo 4 también muestra que las mujeres buscan sus hazañas en los límites verticales. Quizás la mayor exponente sea Lynn Hill, hoy de 50 años.

“Empecé a venir al campo 4 a los 15 años –cuenta Hill a National Geographic–. Prácticamente era la única chica”. A los 17, Hill ya había escalado el Half Dome. “Lynnie era todo un fenómeno de la genética –dice el escalador John Long–. Era la escaladora más fuerte, más empecinada y mejor dotada que había visto en mi vida”, comenta en el mismo medio sobre esta atleta que había practicado gimnasia en su adolescencia.

En 1994, a los 33 años, logró en el Yosemite escalar El Capitán por la vía llamada The Nose (la nariz), en estilo libre y en un solo día. The Nose, de 889 metros de largo, tal vez sea la vía de escalada más famosa del mundo. Para ascenderla hay que someter a dolorosas torsiones manos y pies e introducirlos en grietas verticales que llevan hasta el Great Roof (el gran techo), una superficie horizontal que los deportistas deben atravesar colgados cabeza abajo. Hill coronó El Cap en 23 horas, proeza que muchos consideran la mayor hazaña en escalada de finales del siglo XX.

La alegría de Hill en esa ocasión luce contradictoria al sentimiento de Alex Honnold después de haber logrado su más reciente hazaña. Allfrey le decía: “Estoy emocionado de haber logrado los siete ascensos en El Cap en siete días y de haber roto el récord de velocidad en la última ruta por una hora”.

Honnold le contestó: Pero “nuestro tiempo no estuvo ni siquiera cerca de lo que es objetivamente posible”. Con tanta experiencia en las montañas, puede ser que Honnold ya esté pensando con la mente de un águila. (M.P.) (I)

Alex Honnold lanzará en noviembre su libro Alone on the Wall (Solo en el muro). Informes en su web: www.alexhonnold.com

 

Ascensos nacionales

En la actualidad, la escalada es un deporte todavía en desarrollo en el Ecuador, aunque ya se practica en doce provincias a nivel nacional, pero en otros continentes es tan famosa como el fútbol u otros deportes tradicionales, señala Wilfred Pozzo, presidente de la Asociación de Escalada Deportiva de la Federación Deportiva del Guayas.

“En el país existen muchos escaladores; una competencia puede albergar a más de 150 deportistas expertos, pero la escalada en roca crece más rápido y es normal ir a escalar a uno de estos sitios naturales y encontrar a muchas personas subiendo, desde niños hasta escaladores de alto nivel”, señala.

Este deportista de 31 años agrega que la técnica no varía mucho entre escalar una pared natural y artificial. “Lo que sí cambia es el nivel de concentración; cuando escalas en roca siempre estás más alerta y más concentrado, dado que no quieres cometer errores que te ocasionan una caída”, aunque si ocurre siempre es seguro, dice.

El cerro Cojitambo (Cañar) posee las rutas más populares.

Pozzo añade que, al igual que en todo deporte, siempre el inicio es complicado, ya que el deportista debe acostumbrarse al dolor de las manos, de los pies, por los gatos (zapatos para escalar), y los brazos. “Pero a medida que vas practicando, este dolor desaparece y tu cuerpo empieza a adaptarse a la escalada”.

El Cojitambo, en Cañar, podría ser uno de los mejores lugares para la escalada de multilargos (así se llaman las rutas muy altas). También son populares los sitios en San Fernando, en Azuay, para la práctica de bloque (rutas que se hacen sin cuerda y con crashpad o colchoneta); Cerro de Arcos, en Loja, para hacer bloque; Guano, en Chimborazo, para hacer rutas; el Acantilado, en Riobamba, para rutas, dice Pozzo. En la provincia del Guayas “contamos con El Morro, ubicado en Playas, donde se puede practicar bloque y rutas, aunque es un sitio que está en desarrollo todavía”, agrega.

Siempre con seguridad

La escalada de roca es especialmente popular en el Austro, señala el cuencano Martín Rivera, guía, instructor y experto en esta actividad. “Lo bonito de la escalada es el contacto que tienes con la naturaleza; las salidas a la roca son como días de campo, en los que compartes con tus amigos. Además de necesitar un buen estado físico, el estado mental es predominante en este deporte, para lograr vencer miedos y dar ese movimiento más que te hace llegar al top de una ruta difícil”.

Rivera considera que lo más difícil es superar el miedo a la caída. “Desde el primer día hasta que los años van pasando y uno aprende más, mayor es el miedo a un accidente o una caída en mala posición que te comprometa a manera de un accidente. Además, debes tener confianza en el compañero que te asegura; él es la otra mitad de la actividad y pones tu vida en sus manos al momento de la escalada”, dice este escalador de 33 años, que se inició a los 22.

Este experto resalta que las normas de seguridad son vitales, que ordenan subir instalando pitones y una cuerda que soporte. “Hay que llevar este deporte con conciencia de seguridad, así como conocimientos en primeros auxilios, ya que normalmente no hay mucha gente alrededor”. En la escalada todo estará 100% seguro siempre que se entienda lo que conlleva la utilización del equipo de seguridad, subraya.

Rivera dice que cualquier etapa de la vida es buena para comenzar este deporte, pero hay que saber ejercitarse en gimnasio y en la montaña para fortalecer los músculos de los brazos.

Además, “como todo en la vida, se necesita de constancia y paciencia para conquistar los miedos, hasta que llega un día en que conquistarás una ruta que se te hacía imposible alguna vez”.

 

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