El Éxodo de Scott
El director Ridley Scott revive la fascinante historia de Moisés, el hombre que tuvo que dejar su vida privilegiada para salvar a los israelitas de los egipcios.
El mundo del cine tiene claro que a Ridley Scott le gusta meterse en producciones titánicas. Es algo que tiene controlado y que le ha dado resultados a veces dispares. Éxodo: dioses y reyes es su última apuesta antes de volver a David, Blade Runner, Prometeo 2, algunos de los filmes que está produciendo y que se estrenarán en los próximos años.
Los cinéfilos a estas alturas tienen sus dudas de que si Éxodo se quedará en el grupo de megaproducciones que no generaron tanto “ruido” como 1492, la conquista del paraíso o El reino de los cielos, o serán éxitos de taquilla como Gladiator, o de crítica como Black Hawk derribado. Aún no se sabrá nada hasta su estreno mundial el 5 de diciembre (en Ecuador será el 1 de enero). Eso sí, las entrevistas y noticias sobre la producción han generado una avalancha de comentarios, unos buenos, otros no tanto.
Éxodo: dioses y reyes es una aventura épica que narra la historia de Moisés, quien fue abandonado cuando era un bebé por una madre desesperada después de que el monarca egipcio ordenó el asesinato de todos los niños nacidos de esclavas; lo encuentran entre los juncos y es criado en la casa real, donde crece al lado de Ramsés, el futuro monarca. Al ser ya un hombre, su coraje desafió a todo el imperio egipcio. Mediante los efectos visuales y el 3D más vanguardistas, Ridley Scott reinterpreta la película de 1956 Los diez mandamientos. Se centra en Moisés (Christian Bale) y su rebelión contra el faraón Ramsés (Joel Edgerton) para liberar a 600.000 israelitas en una épica huida de Egipto tras un terrorífico ciclo de mortíferas plagas.
El reparto se completa con un buen puñado de caras conocidas entre las que destacan John Turturro, Aaron Paul, Ben Mendelsohn, Sigourney Weaver y Sir Ben Kingsley.
El director
Scott trae de nuevo al cine la historia de Moisés. Una epopeya bíblica que tiene en el paso del Mar Rojo uno de los capítulos fundamentales y, según el director, más difíciles de llevar a la gran pantalla de forma verosímil. “No puedes hacer que el agua se separe en dos muros sin más”, explica Scott, quien tuvo que buscar alguna manera realista para que la hazaña de Moisés guiando al pueblo de Israel a través del Mar Muerto para escapar de los egipcios fuese posible, y no algo que él no creía “ni cuando era un niño”.
No es la primera vez que el director británico expone abiertamente su irreligiosidad. Lo hizo cuando habló de El Reino de los Cielos (2005), al expresar: “El cine sirve como puente para entender mejor la historia. Soy un agnóstico convertido desde el ateísmo. Dejé atrás la Iglesia de Inglaterra, donde fui monaguillo, pero en estos momentos Dios para mí significa una posibilidad. Algún momento de mi vida me planteé ¿por qué me resulta difícil aceptar la fe que me enseñaron? Hoy se puede dudar, en otros tiempos no. Y es que la fe de antes requería disciplina y esfuerzo, cosas que hoy en día brillan por su ausencia”.
Su postura lo lleva siempre a replantearse las cosas en su trabajo. Scott ha tenido especial fijación por la religión, los dioses y la creación, como lo demostró en otras películas. En el 2012 durante la promoción de Prometheus dijo que la religión era “la mayor fuente de mal”. Algo que explicó así: “Todo el mundo se está matando entre sí en el nombre de su Dios personal. Y la ironía es, por definición, que probablemente están adorando al mismo Dios”.
La ira divina es un tema que plantea la cinta cuando Dios envía las ranas, pestes, insectos, enfermedades y el resto de las diez plagas. Pero en la película Éxodo, Scott no las explica tan bien como la división de las aguas. “Hubo algunos momentos realmente surrealistas también como cuando las plagas fueron lanzadas sobre Egipto por un Dios iracundo”, reflexiona.
En el caso de la partición de las aguas, él, como siempre, recurre a la ciencia para sustentar sus creencias y Éxodo no es la excepción. “Fue concretamente un desastre natural del año 3.000 antes de Cristo. Un terremoto submarino que llegó desde Italia a Egipto. Obviamente, me pareció lógica una división del mar por el drenaje del agua”, explica Scott, para quien, de esta forma, el agua “termina volviendo con muchísima fuerza” debido al terremoto.
En una entrevista a Empire, el realizador se mostraba más que orgulloso de su nuevo filme: “En términos metafóricos y de presupuesto, este es el mayor proyecto de mi carrera, pero no me lo planteo de esa manera, nunca lo hago. Siempre me acerco a mis películas desde el punto de vista de los personajes, de la historia”.
Una de las cosas que han salido muy bien es la realidad de los personajes, destaca el realizador. “Al verla no dirías que es una película a base de efectos especiales, pero solo lo necesario. Había cosas que no se podían construir, y en el mundo actual los efectos son tan buenos que consiguen hacer reales cosas que no lo son”.
Scott avisa de que habrá mucho más en el largometraje. “Esta es una gran película, 1.300 efectos visuales son muchos, pero no podrán decir que es una película hecha por ordenador, por el realismo de los protagonistas”.
La producción diseñó y construyó 34 carruajes; estatuas, algunas de 18 metros de alto con el parecido del faraón, animales, esfinges; hizo muebles, 4.000 trajes, 3.000 extras, 400 ranas reales y más. Toda una megaproducción.
Christian Bale
Éxodo cae en la lista de películas que se la juegan con la Iglesia, por lo que la forma en la que Scott adapte los hechos que acontecen en la Biblia puede abrir muchas llagas. Sin embargo, el filme se desarrolla con una narrativa épica que incluye una guerra, plagas y eventos directamente extraídos de las mismas santas escrituras que dicen que Moisés y Ramsés fueron criados como hermanos y convertidos en enemigos irreconciliables.
Christian Bale interpreta la figura del profeta que lideró la lucha contra el faraón Ramsés para liberar a miles de esclavos israelíes a los que luego condujo por el desierto para escapar de Egipto. El personaje encarnado por Bale ha molestado a varios escritores cristianos después de que él lo describiera como ‘bárbaro’ y ‘esquizofrénico’. Fue durante una conferencia de prensa en Los Ángeles que Bale dijo que había llevado a cabo importantes investigaciones para el papel, incluyendo la lectura de la Torá, el Corán y la vida de Moisés, de Jonathan Kirsch. “Creo que el hombre era probablemente esquizofrénico y fue uno de los individuos más salvajes que he leído en mi vida”, expresó.
También comentó que estaba sorprendido por la complejidad de la figura de Ramsés en el Antiguo Testamento y su Creador. “Él era un hombre muy preocupado y tumultuosamente mercurial. Pero la mayor sorpresa fue la naturaleza de Dios. Él era igualmente muy voluble”.
Esos comentarios de Bale no fueron bien recibidos por los escritores y bloggers, que temen que la película está manipulando demasiado el texto bíblico original cristiano. “Tenemos a dos hombres adultos en una sociedad muy fascista donde son los mandamases y donde gozan de toda la indulgencia que quieran”, apuntó el actor.
Hay que recordar que el relato bíblico del Éxodo, el fragmento del Antiguo Testamento que narra cómo Moisés sacó a los israelitas de Egipto y los guio hacia la Tierra Prometida, ya fue adaptado en 1956 por Cecil B. DeMille en el clásico Los Diez Mandamientos. Esa película fue protagonizada por Charlton Heston como Moisés y Yul Brynner como Ramsés. (A.C.J.)
El relato bíblico
Un hombre con una misión
Descubrir que no pertenece a la nación en la que fue educado. Enfrentarse al hombre más poderoso del mundo y a su ejército. Dirigir un pueblo entero a través del desierto. Los mencionados son algunos de los sucesos que el Antiguo Testamento registra como parte de la vida de Moisés, quien pasó de ser miembro de la casa real de Egipto a ser el hombre elegido por Dios para liberar al pueblo de Israel. Su labor y su paso por el Mar Rojo es uno de los pasajes bíblicos más conocidos hasta nuestros días y muchos reconocen su importancia, aunque no ha quedado libre de cuestionamientos.
En la revista ¡Despertad!, de abril del 2004, editada por los Testigos del Jehová, uno de los artículos se refiere a este tema. Bajo el título ‘Moisés bajo ataque’ se cita el libro Moses: A life (Moisés, una vida) del escritor estadounidense Jonathan Kirsch. “Lo único seguro sobre el Moisés histórico es que en el pasado remoto, en una época y lugar que desconocemos, pudiera haber vivido alguien semejante al protagonista bíblico, alguien que pudiera haber realizado hazañas que se convirtieron en el ‘grano de arena’ que fue recubriéndose, al pasar los siglos, con capas del ‘nácar’ de leyendas y tradiciones hasta convertirse en la ‘perla’ actual: la figura rica y polémica que aparece en las páginas de la Biblia”, puede leerse en el artículo.
La revista continúa abordando la vida de Moisés y en sus siguientes páginas, los editores de ¡Despertad! enfatizan su visión. “Para muchos doctos y críticos, Moisés es poco más que una figura mitológica. Rechazan la crónica de las Escrituras porque la someten a unos criterios de historicidad tan rigurosos que no los pasarían ni Platón ni Sócrates. Pero como hemos visto, no existen razones sólidas para rechazar las narraciones bíblicas sobre este patriarca. Al contrario, para quienes tienen fe, hay pruebas abundantes de que la Biblia entera es la palabra de Dios. No estudian la vida de este personaje como mero ejercicio intelectual, sino a fin de fortalecer su convicción”, dice la publicación.
El sacerdote Henry Gallardo, presidente del Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Guayaquil, hace énfasis en el conflicto que pudo significar para este personaje bíblico descubrir su origen hebreo, luego de haber sido educado toda su vida como un egipcio. “Es una cuestión de decisión personal muy fuerte, porque él ya tenía su identidad, y de pronto se da cuenta de que el pueblo que estaba siendo explotado es realmente su sangre”, señala. “Debe haber sido una lucha en su corazón para después confiar plenamente en Dios. Sabe que lo que se le pide es humanamente absurdo: irse contra el dueño del mundo y decirle que libere a su pueblo, pero el Dios Todopoderoso se lo pide y él va”.
Y es precisamente la fe una de la características que sobresale en la personalidad de Moisés. “Era un hombre que confiaba en Dios y creía que Dios no lo iba a dejar solo”, detalla el pastor Víctor Herrera, rector del Seminario Bíblico Alianza del Ecuador. “La apertura de las aguas del Mar Rojo es una prueba de que Moisés tenía una gran confianza de que Dios los iba a liberar porque, cuando se estudia a fondo la historia bíblica, se descubre que el camino que escogió Moisés para huir de Egipto fue el peor porque los llevó a quedar entre la espada y la pared, el Mar Rojo a sus espaldas y los egipcios”, explica. “Pero Moisés escogió esa ruta no porque él quiso, sino porque Dios le mostró que por allí debía ir y esa es una prueba de que Moisés dependía completamente de Dios”.
Las plagas que Moisés anunció en contra de Egipto han sido objeto de muchos análisis. E incluso pueden ser consideradas como un castigo divino o como una manifestación de la ira de Dios. Al respecto, el padre José Manuel Delgado, licenciado en Teología Bíblica, explica: “Dios nunca busca castigar, siempre busca salvar. Las plagas surgen luego de la invitación incesante de Dios a través de Moisés para que deje salir al pueblo de Israel. Y aún cuando llegan, las plagas no son un ‘paquete’. Después de cada una de ellas, Moisés vuelve a exhortar al faraón para que deje salir al pueblo, pero este cierra su corazón”. Herrera considera que estas plagas estuvieron también en oposición directa con algunas deidades egipcias. “Las plagas demostraron el poder de Dios a los israelitas, pero también a los egipcios. Los dioses que ellos tenían fueron rebatidos con las plagas. Uno de sus dioses era el sol, y una de las plagas fue el oscurecimiento total de la Tierra; otro de los dioses era el río Nilo y se llenó de sangre”, explica.
El relato de Moisés deja también algunas lecciones para los creyentes. Según Delgado, su ejemplo enseña a dejarse encontrar por Dios, a hacer su voluntad, aunque cueste y a ser perseverantes. “No siempre lo que Dios me pide es algo fácil, pero si me fio de Él, descubriré que soy capaz de amar más allá de lo que pude soñar”, dice. Herrera menciona otra enseñanza: “En este mundo moderno se confía más en supersticiones o en cosas humanas, pero para enfrentar los desafíos de la vida, lo que nos va a llevar a una victoria final es que tengamos confianza en Dios y en que nos va a acompañar” (D.L.A.).