De Harold Pinter: Sicarios a escena
El director teatral Jaime Tamariz tuvo su primer encuentro con el dramaturgo británico Harold Pinter mientras cursaba el tercer año en la escuela de Interpretación de Cristina Rota, la conocida profesora de arte dramático en Madrid. Desde entonces quedó cautivado por la fuerza del lenguaje que el ganador del premio Nobel imprime en sus obras.
Por eso decidió este año poner en escena El Montaplatos, una de las primeras obras de Pinter escrita en 1957, la cual relata la historia de Ben y Gus, dos sicarios que esperan en un sótano por su próxima víctima.
La obra empieza con Ben leyendo tranquilamente el periódico, mientras Gus comienza a hacerle numerosas preguntas acerca de cómo se inició en este trabajo. Ben intenta leerle párrafos del periódico a Gus para cambiar de tema, pero la insistencia de este en su interrogatorio empieza a elevar la tensión entre ambos. Encerrados en ese lugar, su única conexión con el mundo exterior es un montaplatos a través del cual comienzan a recibir órdenes, sin imaginar que la última de estas órdenes definirá sus vidas.
Esta obra fue puesta en escena por primera vez el 21 de enero de 1960 en el Hampstead Theatre Club de Londres. Fue dirigida por James Roose-Evans y protagonizada por Nicholas Selby en el papel de Ben y George Tovey como Gus.
El camino al Nobel
Considerado uno de los dramaturgos británicos modernos más influyentes, Harold Pinter recibió en el 2005 el premio Nobel de Literatura. Un reconocimiento que confirmó la genial creatividad de este autor, cuyas obras se caracterizan por la escasez de personajes, reducidos escenarios y, sobre todo, por su gran fuerza en los diálogos.
“No he tenido tiempo de pensar, pero estoy muy conmovido. Es algo que no esperaba para nada en ningún momento”, expresó Pinter cuando le notificaron de este galardón. Su estilo se fue definiendo a través de dramas escritos en un lenguaje elusivo, a veces cómico, pero que generaba un ambiente de amenaza y alienación, el cual llegó a ser conocido como ‘pinteresco’, un término que siempre le disgustó.
“Devolvió el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo impredecible, donde la gente está a merced de cada uno y las pretensiones se desmoronan... Descubre el precipicio que subyace en las diarias cuestiones cotidianas y fuerza la entrada a los cuartos cerrados de la opresión”, sostuvo el secretario permanente de la Academia sueca, Horace Engdahl, tras la concesión del Nobel.
En sus dramas, Pinter “crea situaciones dramáticas a partir de conversaciones cotidianas, que para nosotros ponen en evidencia la existencia humana de una manera única”, añadió el funcionario.
Pinter nació en 1930 en el barrio de Hackney, en el popular East End londinense. Por ser hijo de padres judíos fue separado de su familia al estallar la Segunda Guerra Mundial. Sería este debate diario entre la vida y la muerte lo que alimentaría su imaginación y determinaría la presencia de elementos como la soledad, la tristeza y el abandono en sus futuras obras. Siendo todavía un niño descubrió su gran potencial en la escuela Hackney Downs, donde también encontró a uno de los primeros personajes que lo inspirarían en su futura carrera teatral: su profesor de inglés Joseph Brearley.
En 1948 ingresó a la Royal Academy of Dramatic Art, la cual abandonó un año después. En 1951 comenzó a trabajar como actor en la compañía Anew McMaster, con la que realizó una gira en toda Irlanda utilizando David Baron como nombre escénico. También tuvo algunas apariciones secundarias en la televisión y el cine.
Harold Pinter estuvo casado desde 1956 hasta 1980 con la actriz Vivien Merchant, quien se convirtió en la madre de Daniel, su único hijo. Después de su separación en 1980 volvió a contraer matrimonio con la historiadora Antonia Fraser.
Su primera obra teatral, The Room, fue escrita originalmente como una producción de la Universidad de Bristol a pedido de su gran amigo de la infancia Henry Woolf. Pinter le comentó la idea y Woolf le pidió que la escribiera para que él pudiera dirigirla. La fiesta de cumpleaños fue su siguiente obra, la cual se convirtió en un desastre comercial. Fue cancelada una semana después de la primera presentación. Sin embargo, Harold Hobson, el crítico de cine del diario The Sunday Times, destacó en su columna que a pesar de este fracaso, “el nombre de Pinter volvería a escucharse”.
Durante su carrera, el dramaturgo dirigió más de 50 obras y escribió 29, las cuales fueron etiquetadas por el crítico teatral Irving Wardle como “teatro de lo absurdo”, debido al denominador común presente en sus obras: una situación inocente que se convierte en un escenario amenazante y hasta ‘absurdo’.
Pinter devolvió el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo impredecible, donde la gente está a merced de cada uno y las pretensiones se desmoronan....
Horald Engdahl
Sería The Homecoming la pieza que pondría a Pinter en el mapa de las celebridades teatrales. El montaje en Broadway en 1967 obtuvo un premio Tony como Mejor Obra.
Uno de los rasgos más destacados de su vida fue su gran interés por los asuntos políticos. Algo que se reflejó en sus obras, las cuales sirvieron como una plataforma para criticar la opresión, la tortura y otros abusos a los derechos humanos. Entre sus obras con esta característica se mencionan The Hothouse y Precisely, One for the Road y Celebration.
Pinter fue uno de los más enérgicos críticos del presidente estadounidense Ronald Reagan y de la primera ministra británica Margaret Thatcher, además manifestó públicamente su rechazo al bloqueo estadounidense en Cuba.
En el 2005, Pinter dejó de escribir obras teatrales y anunció que concentraría todos sus esfuerzos en el activismo político y en hacer poesías. “He escrito 29 obras y creo que eso es suficiente para mí. Mis energías ahora van en direcciones diferentes”, expresó.
En el 2001 le detectaron cáncer de esófago, por lo que se sometió a una operación y a sesiones de quimioterapia. Esta misma enfermedad le impidió viajar a recibir el premio Nobel en el 2005.
Sin embargo, estando en el hospital decidió grabar su discurso ‘Arte, verdad y políticas’, que fue transmitido en la Academia en pantallas gigantes. El autor murió de cáncer en el 2008, a los 78 años. La noche siguiente a su funeral, el teatro Marquis de Broadway atenuó sus luces durante un minuto en su honor.
PINTER en guayaquil
La obra El Montaplatos, de Harold Pinter, llegará al Teatro Centro de Arte de la mano del director teatral Jaime Tamariz, a fines de este mes. Esta pieza estará protagonizada por los actores Alejandro Fajardo y José Burgos, con quienes Tamariz ya ha trabajado.
“Este proyecto lo pensábamos montar a principios de año junto con Alejandro Fajardo y Andrés Crespo (Pescador), pues ellos realizaron un corto inspirado en esta historia. Sin embargo, no pudimos cuadrar nuestros calendarios con Andrés, por lo que José se incorporó al proyecto luego de participar con nosotros en ARTE”, explica.
Para Tamariz la decisión de montar esta pieza no se limita únicamente a gustos personales. Sin bien Pinter se ha convertido en uno de sus autores favoritos, el director considera que este texto tiene mucha vigencia en la sociedad en que vivimos. “Es una excelente denuncia acerca de las estructuras de poder que se generan en sociedades tan desiguales como la nuestra”, agrega Jaime, quien este mismo año estrenó ARTE, la obra de la dramaturga francesa Jazmina Reza.
Entre los elementos que destaca de la trama están la frontera que su autor maneja entre el suspenso y el humor, y todos los símbolos y referentes que se esconden en una obra breve pero llena de significados.
Y precisamente esto es lo que, de acuerdo con Jaime, cautivará a los asistentes. “Es una obra muy especial porque propone un viaje extremo a la parte más sórdida de una sociedad decadente, pero con la comicidad que permite el patetismo”, dice. “Creo que el público va a disfrutar de estos dos personajes tontos y desesperados viviendo al margen de todo y en constante peligro de muerte. Dicen que Tarantino se inspiró en ellos para escribir Pulp Fiction, y es verdad que recuerdan mucho a Travolta y Samuel L. Jackson”.
El Montaplatos, Teatro Centro de Arte - Sala Experimental. En escena del miércoles 22 al sábado 25 de agosto. 20:00. Entrada: $ 20.
En twitter: @jaimetamariz @daemon_ae