Ser siempre auténtico

14 de Junio de 2015

Diana J. León

Iñaki Moreno, actor español que reside en Argentina, visitará Guayaquil para dictar nuevos talleres de la técnica Meisner en el Centro de Convenciones.

Antes de encontrarse con Meisner, los clowns se cruzaron por su camino. Sin saberlo, los narices rojas se sumarían a la formación actoral del artista español Iñaki Moreno y lo prepararían para, luego, introducirse en esta técnica a través del maestro Scott Williams. En los años setenta, Williams fue parte de la Neighborhood Playhouse con Sanford Meisner, creador del método.

¿Cómo? Según Iñaki, el clown exige al actor trabajar desprovisto de cualquier artificio emocional, construir desde la vergüenza, desde la vulnerabilidad. “El clown desnuda al actor hasta dejarlo como un niño. Cuando uno encuentra la esencia de su clown, la esencia de su niño interior, y trabaja desde esa vulnerabilidad absoluta, al público no le queda de otra que simpatizar directamente con esa persona que está desnuda frente a ella”, explica.

Lo siguiente es jugar como lo haría un niño, bajo circunstancias imaginarias que él mismo inventa y las cree completamente. “Meisner entrena al actor a poder vivir esas mismas circunstancias imaginarias. A sentirlas como verdaderas”, comenta Moreno.

Conseguir ese mismo desvestimiento del actor y esa verdad interpretativa es ahora el objetivo de sus cursos.

Iñaki enseña esta técnica en Buenos Aires en el espacio que denominó El Taller de Meisner (eltallerdemeisner.com.ar). En marzo de este año fue invitado por el actor guayaquileño Marlon Pantaleón a dictar su primer taller en el Centro de Convenciones de esta ciudad. “Fue una experiencia fascinante por lo heterogéneo del grupo. Por la diversidad de edades, de profesiones y la intención con la que venían al curso. Unos eran actores profesionales, otros trabajaban en televisión, y algunos simplemente eran estudiantes que tenían interés por conocer la técnica. Esta diversidad generó un gran flujo de energía”, recuerda.

La experiencia se repetirá del 29 de junio al 7 de julio, días en que Moreno continuará con el entrenamiento actoral en dos nuevos talleres. “El mecanismo que trabajamos es dejar ver mi verdad interior, abrir las puertas del alma para que el público o la cámara pueda ver lo que hay dentro”, dice.

Esta entrega es una sensación que ha experimentado como actor profesional y también en su faceta de maestro. “La conexión con el público es como dejar entrar a desconocidos en tu habitación. Permitir que esos extraños investiguen cada rincón de ese lugar que es tan íntimo, tan personal. Y poder mostrar quién soy yo, al menos en escena, me genera una libertad tremenda y te encuentras con la felicidad momentánea”, revela.

Con sus alumnos se trata de un vínculo personal. “Siempre trato de ponerme en el lugar del alumno. Y la conexión que se establece es individual, personal y muy especial. Trato de ver a cada ser humano que tengo en frente. Qué necesita específicamente, tu herramienta, que es tu cuerpo y tus emociones, para poder ayudarlo”.

Meisner en todo

Aunque Sanford Meisner aplicó este método en actores, Iñaki cree que puede expandirse a otros contextos humanos. La base siempre será mostrarse a los otros de forma auténtica. “Nos referimos a que no nos tiene que importar lo que otros piensen”, afirma. “Si somos libres de eso, nuestra relación con otras personas y con nosotros mismos cambia. Es mucho más profunda, más trascendental, cristalina”.

Dos compañías, a través de su personal de Recursos Humanos, ya plantearon a Iñaki la idea de organizar un seminario para introducir la técnica Meisner como parte de las relaciones profesionales entre sus empleados.

Sin nada al azar

De acuerdo con Moreno, otros métodos de actuación llenan al artista de conceptos muy generales.

Si el actor no logra interpretar con éxito un conflicto, explica Iñaki, se dice “que le faltó estar en verdad”. Esta afirmación “desorienta al actor. Pues parece que sea una suerte que un actor esté en verdad, que podrá hacerlo o no”. Con Meisner, continúa Iñaki, el actor aprende una mecánica específica, con ejercicios que le permitan entrenar todos sus recursos interpretativos para una puesta en escena real. (I)