Pirámide de Llanganati: ¿Natural o artificial?
Una insólita pendiente en la selva es conocida como la Pirámide de Llanganati, porque se ubica en las estribaciones de la cordillera de los Llanganates. Al parecer podría ser la cara de una compleja estructura levantada por nuestros antepasados en este territorio.
Parece mentira que aún existen puntos en la geografía del Ecuador que se mantienen casi inexplorados, tal como lo comprobó un grupo de empresarios de Guayaquil que el mes anterior realizó una expedición para conocer un lugar selvático del cual muy poco se conoce.
“Somos un grupo de amigos que nos gustan los viajes y la aventura al aire libre… Un amigo de Quito nos dio el contacto de un guía de Tunguragua para ir hasta la llamada Pirámide de Llanganati, la cual ha permanecido como casi un secreto en la zona”, señala Mario Cozzarelli, empresario del área de la logística y comercio exterior.
Ese guía era Wilmer Vinueza, un habitante local que los esperaba en el pequeño poblado de Rionegro, localizado en la carretera entre Baños de Agua Santa (Tungurahua) y Shell-Mera (Pastaza).
Tras pernoctar en Shell-Mera, a las 05:00, el grupo de amigos salió con Vinueza en una excursión de cinco horas en dirección noreste, la cual atravesó un terreno salvajemente agreste sembrado de lodazales, vegetación y colinas que exigieron diversos ascensos y descensos, “debido a que nos encontrábamos en las estribaciones de la cordillera”, indica Cozzarelli.
Quizá el punto más complicado fue un empinado descenso poco antes de llegar a la parte baja de un río que, más adelante, vieron que nacía de una tímida cascada.
Lo insólito era que esa caída de agua descendía por una pendiente muy extraña, ya que parecía construida con bloques cortados por el ser humano.
Cinco militares iwias, especialistas en selva, los ayudaron en todo el trayecto. Ellos montaron cuerdas que los excursionistas usaron para ascender por la cascada y así aproximarse, finalmente, a su destino: la Pirámide de Llanganati.
Esa estructura les causó la más extraña impresión, ya que se toparon con una pendiente con unos 48 grados de inclinación, construida aparentemente con bloques de piedra. “Esa posiblemente sería una de las cuatro caras de una pirámide; las otras tres estarían sepultadas en la selva”, indica Manuel Palacios, también parte de la expedición, quien considera que se deberían realizar estudios profundos para determinar más detalles.
“Los bloques tenían sedimentos de fósiles marinos, como conchas, ya que toda esta zona alguna vez estuvo bajo el mar”, comenta Manuel, quien días después regresó con su padre, el geólogo Andrés Palacios, para determinar que las rocas habían sido ubicadas manualmente sobre la montaña hace mucho tiempo atrás.
Aquella estructura posiblemente sea parte de un complejo mayor, indica este ecuatoriano aficionado a la exploración, quien durante un posterior sobrevuelo descubrió otra colina cercana con forma piramidal.
Tales avistamientos suponen un territorio que de seguro guarda misterios. “Quizás nos hayamos topado con un poblado ancestral. ¿Quién sabe? Los expertos deberían investigarlo”. (M.P.)