El pasado no tiene remedio: De fútbol y responsables
“Lo que tiene remedio es el futuro, pero para remediar el futuro no queda otra que aprender del pasado, para la próxima vez”.
El miércoles 23 de noviembre se jugó el partido de vuelta de una de las semifinales de la Copa Sudamericana. San Lorenzo de Almagro no le pudo ganar al Chapecoense en su ciudad del estado de Santa Catalina y como en Buenos Aires habían empatado a 1 fue el equipo brasileño el que clasificó a la final. Estremece pensar que si el arquero Danilo no se estiraba lo suficiente para salvar en la línea una pelota bastante fofa que en el medio del entrevero Marcos Angeleri consiguió patear hacia el arco contrario, salvaba de la muerte a los 71 pasajeros y tripulantes del avión que se estrelló en la noche del lunes 28 de noviembre en las montañas de Rionegro, en Colombia, cuando viajaban a jugar la final de la copa contra Nacional de Medellín. Le faltaban apenas ocho millas para llegar al aeropuerto y todo parece indicar que se quedó sin combustible por la mala costumbre de sacarle unos dólares más al negocio a fuerza de mezquinarlo. Estremece porque todo accidente de aviones nos estremece, pero eso de quedarse sin gasolina parece tan normal en la tierra y es tan fatal en el aire...
Si Danilo hubiera dejado pasar esa pelota... o si Angeleri la hubiera levantando un poquito... Esos futuribles son pensamientos tan pavos como decir que si al fundador de Chapecoense no se le hubiera ocurrido empezar un club de fútbol, o que si ganaba Cerro Porteño la otra semifinal se jugaba en Asunción y habrían viajado por vía terrestre, o que si entraba la pelota de Angeleri se morían los de San Lorenzo... todos pensamientos tanto o más pavos que los primeros. Si conociéramos el futuro y pudiéramos decidir entre atajar una pelota o la vida de toda esa gente, no hay opción, pero la realidad no es así a pesar de lo que digan las películas que juegan con el pasado y el futuro.
Los responsables de la tragedia del Chapecoense no son Angeleri ni Danilo, que en paz descanse. Los culpables parecen ser el comandante del vuelo chárter de LaMia contratado para viajar de San Pablo a Medellín vía Santa Cruz de la Sierra. Y supuestamente, la empresa de aviación y los funcionarios que los dejaron salir con el plan de vuelo tan justo. El avión debía repostar combustible para llegar holgado a Medellín, porque lo justo, ya se sabe, nunca es lo justo; surgen imprevistos y por eso hay que andar con margen suficiente. Y para confirmarlo están las normas de la aviación civil de todos nuestros países, que para el caso son iguales que las de Noruega, lo que pasa es que los noruegos cumplen las leyes. Y también hay que pensar que si –como habrá ocurrido tantas otras veces– hubiera aterrizado felizmente, aunque fuera con el olor de la gasolina, no estaríamos hablando de esto.
El pasado no tiene remedio. Lo que tiene remedio es el futuro, pero para remediar el futuro no queda otra que aprender del pasado, para la próxima vez. Piénselo cada vez que quiera volver las cosas atrás. No hay modo: lo hecho, hecho está y no queda otra que hacerse cargo de las consecuencias. (O)