Buscando una mirada

Por Hernán Pérez Loose
31 de Agosto de 2014

Antonio Muñoz Molina (1956), escritor español autor de Plenilunio.Luego de una larga espera finalmente le llegó al inspector de Policía, cuyo nombre nunca conoceremos, una carta aceptando su pedido de traslado.

Los años de trabajo en Bilbao, donde el peligro del terrorismo etarra lo acechaba constantemente, habían arruinado su vida conyugal.

Su nuevo destino de trabajo es una pequeña ciudad en el sur de España donde había transcurrido sus años de adolescencia. Mientras su esposa se recupera de una depresión en un sanatorio, el inspector pasa sus días en su nueva comisaría, entre la rutina burocrática y los recuerdos. Hasta que un crimen horrendo viene a sacudirlo todo. Una mañana, una niña de nombre Fátima es encontrada asesinada luego de una frustrada violación sexual. La ciudad queda conmovida. El caso arrastrará al inspector a confines insospechados. La búsqueda del asesino se convertirá también en una búsqueda de sí mismo.

Hay novelas policiacas que llegan a alcanzar grados estéticos admirables. Este es el caso de Plenilunio, escrita por Antonio Muñoz Molina (1956) años atrás, y que recientemente ha sido reeditada por la editorial Seix Barral de Barcelona. Considerada por la crítica como “la gran obra de madurez de este autor”, Plenilunio excede ciertamente los confines del tradicional thriller detectivesco. El crimen de Fátima, por aberrante que haya sido, es en realidad la puerta para descubrir los vicios y fracasos de varios personajes que rodean al inspector (incluyendo los suyos), en su obsesiva investigación.

“De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada”. Así comienza el libro. “Vivía nada más que para esa tarea, aunque intentara hacer otras cosas o fingiera que las hacía, solo miraba, espiaba los ojos de la gente, las caras de los desconocidos, de los camareros de los bares y los dependientes de las tiendas, las caras y las miradas de los detenidos en las fichas. El inspector buscaba la mirada de alguien que había visto algo demasiado monstruoso para ser suavizado o desdibujado por el olvido, unos ojos en lo que tenía que perdurar algún rasgo o alguna consecuencia del crimen, unas pupilas en las que podría descubrirse la culpa sin vacilación... Se lo había dicho el padre Orduña: Busca sus ojos...”.

Una novela sin héroes y sin respuestas, en la que sus protagonistas sobreviven su soledad y resignación, viene escrita con un estilo lleno de introspecciones y reflexiones de profundas dimensiones. Muñoz Molina es autor de varias novelas, muchas de ellas traducidas a varios idiomas. Entre ellas recomendamos la lectura de Beltenebros y Sefarad.

hernanperezloose@gmail.com

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