Caso mal documentado
Sally Horner desapareció pocos días después de su undécimo cumpleaños, en junio de 1948, secuestrada por un pederasta llamado Frank La Salle. La niña pasaría casi dos años en paradero desconocido, hasta que logró escapar y regresar a casa. Puede que alguno de los numerosos titulares que dieron cuenta de su suplicio llegara a las manos de Vladimir Nabokov. En algún punto entre 1950 y 1952, el gran literato ruso tomó conocimiento de su caso. Nabokov se encontraba, por aquel entonces, en una profunda crisis creativa. Llevaba varios años peleándose con un manuscrito, todavía llamado El reino junto al mar, que estuvo a punto de tirar a la hoguera en dos ocasiones al sentirse incapaz de terminarlo. La historia de Sally le ayudó a encontrar el camino para concluir una novela que, retitulada como Lolita, catapultó su popularidad y dejó una marca imborrable en la historia de la literatura.
Esa es la tesis desarrollada por la escritora Sarah Weinman en The Real Lolita: the kidnapping of Sally Horner (Ecco), un nuevo libro que recoge su investigación de cuatro años sobre la identidad de esta doble de carne y hueso del personaje ideado por Nabokov. El volumen, que está ya en librerías estadounidenses y británicas, profundiza en un caso ya conocido pero mal documentado. En 2005, el universitario ruso Alexander Dolinin, gran experto en la obra de Nabokov, reveló los increíbles parecidos entre Sally Horner y el personaje de Dolores Haze. Las dos eran morenas, hijas de madres viudas, secuestradas casi a la misma edad y retenidas con métodos idénticos. Pero una se convirtió en mito literario y la otra cayó en el olvido. Weinman escribió el libro para reparar esa injusticia. “La vida de Sally, que fue breve y trágica, augura otros calvarios sufridos por mujeres y niñas. Con este libro quise convertir a Sally en inmortal, porque su vida importó y sigue importando”, sostiene la autora.
El caso influyó a Nabokov. Para empezar, el escritor decidió incluir una breve pero explícita referencia en las últimas páginas del libro: “¿Quizá había hecho con Dolly lo mismo que Frank La Salle, un mecánico de 50 años, había hecho en 1948 con Sally Horner, de once?”. En 1952, Nabokov también copió un teletipo sobre la muerte de la niña en una de las fichas que utilizó para escribir Lolita, que hoy conserva la Biblioteca del Congreso en Washington. Pocos meses más tarde, en diciembre de 1953, lograba terminar la novela. “La historia de Sally contaba para Nabokov, porque no hubiera podido acabar Lolita sin haber leído sobre su secuestro”, suscribe Weinman, que está convencida de que estuvo al corriente del caso desde 1950, en la fase de concepción de la novela. No ha encontrado pruebas directas, pero numerosos indicios apuntan a ello. El protagonista de Lolita, Humbert Humbert, también amenaza con mandar a Dolores Haze a un correccional. Y, en el capítulo final, teme ser “condenado a 35 años por violación” de una menor, pero confía en quedar “absuelto del resto de cargos”. Esa fue la sentencia que recibió La Salle. (I)
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