Descartes y sus huesos
En 1649, a instancias de la reina Cristina de Suecia, el filósofo, matemático y pensador francés René Descartes viajó a Estocolmo. La reina deseaba que él se encargara de organizar una academia de ciencias en su país, así como recibir de él algunas lecciones en varios tópicos. Al parecer la relación entre ambos no fue de lo mejor. A la reina no le convencían sus lecciones sobre filosofía mecánica, y el filósofo no entendía el persistente interés de ella en los griegos. Para enero de 1650 Descartes apenas había visitado a la reina, unas cinco veces. Las clases tenían lugar en un frío castillo donde ella residía. El 1 de febrero de 1650 al regresar Descartes a su alojamiento, tomó una fuerte gripe, la misma que luego devino en una infección pulmonar y que eventualmente lo llevó a la muerte unos días después.
Siendo Descartes considerado un católico, y Suecia una nación protestante, las autoridades de ese país ordenaron que su cuerpo fuera enterrado en un cementerio de huérfanos. Lejos de su tierra. Años más tarde, su cadáver fue trasladado a Francia. Es a partir de esta decisión que se va a desencadenar un complicado laberinto de eventos relacionados con los restos de Descartes. En un primer momento no hubo certeza de que los restos que llegaron a Francia eran los suyos, luego comenzaron a aparecer en otros países ciertos huesos en posesión de apasionados seguidores del filósofo. Más de una nación se rehusó a recibirlos por los cargos de ateísmo que se le hicieron a Descartes en vida. (Sus obras fueron prohibidas por un tiempo por el Vaticano). Y así por el estilo.
Esta zaga de los restos de Descartes viene narrada con un estilo propio de un thriller por Russell Shorto, Los huesos de Descartes (traducción de Claudia Conde. Duomo Editorial. Barcelona, 305 páginas). Pero el autor no solo examina las bizarras peripecias que atravesaron los restos del pensador francés, y adelanta una hipótesis suya sobre su destino. El libro es además, o mejor dicho principalmente, un interesante viaje en el pensamiento filosófico de esta importante figura del pensamiento occidental.
Nacido en Francia en 1596, y educado en el célebre colegio jesuita de La Fléche, Descartes marcó un giro fundamental en la cultura europea. Sus investigaciones en filosofía, matemáticas y física configuraron los fundamentos de la época moderna, y debilitaron sustancialmente el pensamiento medieval que aún dominaba en esas áreas. Durante los siguientes 350 años, sostiene Shorto, la sombra de Descartes dominó la cultura europea con intensidad. Y todo ello a pesar del misterio del paradero de sus huesos. (O)