El americano que no era tan perfecto

Por Clara Medina
24 de Febrero de 2013

Casi todos conocemos sus creaciones: Mickey Mouse, Pato Donald y más. Todos hemos visto, alguna vez, sus filmes. Para nadie es desconocido el nombre de Walt Disney, ese mago de las ilusiones y el entretenimiento. A tal punto que un sueño recurrente de los niños, a lo largo de las generaciones, ha sido conocer ese paraíso llamado Disneylandia.

Pero pocos conocemos cómo era Walt Disney, qué sentía, cómo pensaba, a quién amaba, qué odiaba, cómo era el mundo íntimo de este personaje nacido a inicios del siglo XX. Y por allí apunta la novela El americano perfecto. Tras la pista de Walt Disney, del escritor estadounidense Peter Stephan Jungk, de reciente circulación en Ecuador. Es un acercamiento ficcional al padre de Mickey. No es una biografía. Ese detalle hay que tenerlo presente. Pero de todas formas, desde la ficción, ofrece una inmersión en este hombre que pasó su infancia en un pequeño y remoto pueblo estadounidense que fue la clave para su universo imaginativo. “Yo siempre he sido el hijo de un campesino, toda mi vida. Un joven del campo, que se esconde tras un ratón y un pato”, dice Walt, en una parte de la narración.

Pese a esta confesión, la novela no lo muestra como un hombre humilde. Al contrario, lo retrata como un ser altamente ególatra, racista, misógino, delator de los simpatizantes del comunismo. Y, sobre todo, como una marca que se alimentaba del talento, la creatividad y el esfuerzo de cientos de personas, puesto que él no dibujaba nada, aunque lograba articular todo y sacar lo mejor de cada quien. Y en el plano privado, lo presenta como nada demostrador de los afectos –excepto con su hija adoptiva, a quien decía amar profundamente– y, en general, poco interesado por el sexo.

El libro está contado desde el punto de vista de un exempleado de Walt Disney, un dibujante que un día fue despedido de la empresa y desde entonces se sintió como expulsado del paraíso, de ese espacio donde tenía cerca al personaje que más admiraba: Walt.

Entre el rencor y la admiración, el exempleado se dedica a seguirle los pasos, a urdir lo que será su venganza. En la historia se cuenta todo ello, a la par que se muestra a un Walt ya viejo y enfermo de cáncer, próximo a morir y cercado por el miedo. Esta obra ha servido de base para la ópera El americano perfecto, que recientemente estrenó el compositor Philip Glass.

Es un libro apasionante en el sentido de que navega por las sombras y las luces de un hombre que logró trascender en el tiempo y construir un imperio. Una obra que propone un paseo por una vida que ya es leyenda.

claramedina5@gmail.com

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