El regalo navideño
Doménica, una de mis sobrinas, cumplió diez años hace poco y le dije que su regalo, que aún no lo había comprado, sería una sorpresa. Quiso saber qué tipo de sorpresa. Para salir del paso le contesté: un libro. Le pareció buena idea, pero enseguida vinieron sus acotaciones: tiene que ser uno que no haya leído en la escuela. Y empezó a nombrar los autores nacionales que había leído: Edna Iturralde, María Fernanda Heredia, Margarita Barriga, Leonor Bravo, Édgar Allan García. También algunos autores extranjeros. El libro será una sorpresa si no lo he leído, me dijo.
Hoy que es Navidad, recuerdo esas palabras y las comparto, porque a lo mejor ustedes tienen también la idea de obsequiar libros a sus sobrinos, a sus hijos o a los hijos de sus amigos. Ciertamente, como lo dejó claro Doménica, hay que pensar en el destinatario. La mayoría de las veces regalamos un libro que está de moda o que vemos destacado en la librería, pero no sabemos si quien lo va a recibir ya lo ha leído. Y ni siquiera sabemos si un libro le parecerá un bonito regalo. De manera que sondear gustos y preferencias podría ser una opción para no fallar. Pero si acaso no hay tiempo para ello, si no ha logrado averiguar nada, igual creo importante no privarse de regalar un libro. Con ese pequeño obsequio, podría estar edificando una vocación lectora.
Ante la duda de qué título escoger, acuda a su memoria, a los libros que han dejado en usted un bonito recuerdo, o a los títulos que escritores han mencionado como sus preferidos o han recomendado. Hace unos veinte años, aproximadamente, Jorge Martillo Monserrate, en un trabajo para Diario EL UNIVERSO, le consultó a escritores qué libros recomendarían a alguien que quisiera se entusiasmara con la lectura. El escritor Miguel Donoso Pareja dijo La historia interminable, del escritor alemán Michael Ende, novela publicada en 1979. Compré el libro. Lo leí. Me fascinó. Años más tarde se lo recomendé a mi sobrino mayor, que por entonces era un niño de unos doce años, y quedó fascinado con esa lectura. Cómo no entusiasmarse con esa historia fantástica. Bastián Baltazar Bux, un niño del que sus compañeros de clase se burlan –le hacen bullying dirían ahora–, ingresa a una librería para protegerse y encuentra allí un libro que lo transportará al reino de Fantasía. Vivirá aventuras, salvará un reino. Pero más allá de la trama, que es atrayente, vemos que leyendo, Bastián se siente protegido, seguro y feliz. Hay un reconocimiento por el poder de la lectura. Este libro cuenta con varias adaptaciones cinematográficas y para la televisión.
A Doménica a lo mejor le obsequio también La historia interminable. Este libro es ya un clásico juvenil. Ojalá la Dome no lea La Revista, porque entonces se le arruinaría la sorpresa. Les deseo que encuentren buenos libros para regalar. Que reciban como regalo muchos libros. Que se obsequien tiempo para leerlos. Éxitos para todos y en todo. ¡Feliz Navidad! (I)
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