Las narradoras
De la narrativa ecuatoriana que se publica actualmente un alto número de obras son escritas por mujeres, un hecho que contrasta con lo que sucedía en el pasado, cuando las narradoras, sobre todo las novelistas, o eran escasas o eran poco visibilizadas. Michael Handelsman en su libro Amazonas y artistas, un estudio de la prosa de la mujer ecuatoriana, del ya lejano 1978, hacía notar que en el Ecuador la novela no había sido un campo fértil entre las mujeres. Se sostiene que la primera obra de este género, titulada En la paz del campo, de la autoría de Blanca Martínez de Tinajero, apareció en 1940. El cuento, en cambio, es de más vieja data. Se señala como la primera cuentista ecuatoriana a Elisa Ayala, nacida a finales del siglo XIX.
La emergencia de voces femeninas en el Ecuador se dio con más fuerza a partir de la década de los 80. Handelsman en el ensayo Las mujeres también cuentan en el Ecuador: reflexiones sobre tres antologías recientes de narradoras ecuatorianas y el lugar que estas ocupan en el imaginario nacional, de 2005, recordaba que en 1983 Miguel Donoso Pareja decía que el Ecuador no era un país de narradoras, pero que años más tarde, en 1997, el propio Donoso publicó, bajo el sello de Libresa, una antología de narradoras ecuatorianas. Desde entonces han pasado 20 años y el panorama de la narrativa escrita por mujeres no ha hecho sino ampliarse.
La novela ecuatoriana es un campo que se está nutriendo grandemente del aporte femenino, pues a nombres como los de Alicia Yánez, nuestra más prolífica novelista; Lupe Rumazo, también notable ensayista; Sonia Manzano, además celebrada poeta; o Gabriela Alemán, quizá la escritora ecuatoriana más destacada de la actualidad, entre otras, pueden sumársele los de un grupo de nuevas y contundentes autoras. Algunas de ellas, como Mónica Ojeda o Sandra Araya, por citar solo dos casos, han ganado premios con sus libros. Ojeda fue incluida recientemente en la selección Bogotá-39, que agrupa a los mejores escritores latinoamericanos menores de 40 años. En el Bogotá-39 de 2007 estuvo Alemán.
En este mes de marzo, que el mundo conmemoró el Día Internacional de la Mujer de una manera fuerte, visible, combativa, dos libros de autoras ecuatorianas acaban de salir a la luz en España: Pelea de gallos, volumen de relatos de María Fernanda Ampuero, y Mandíbula, novela de Mónica Ojeda. Y aquí en Ecuador circulan otros tantos libros firmados por mujeres. Vale citar el libro Señorita Satán, una muestra de narradoras ecuatorianas. Como ven, hay todo un catálogo de letras escritas por mujeres.
¿Conoce a estas escritoras? ¿Las ha leído? Y es aquí cuando la alegría se diluye un poco, puesto que la difusión es uno de los grandes escollos en el país. Un problema que ha atravesado, históricamente, a toda la literatura ecuatoriana y que ha sido más grave, a no dudarlo, en el caso de las escritoras. La realidad de hoy es que aunque ellas publican bastante más, se las difunde todavía de manera insuficiente. (O)
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