‘Fresas’ y ‘Nacos’: Química de actores
“Mientras otras telenovelas tratan de apretar cuanto relajo puedan por cada episodio, esta se toma su tiempo desarrollando cada obstáculo que aparece...”.
La novela Silvana sin lana es un remake de la comedia chilena Pituca sin lucas, adaptado a formato telenovela para Telemundo por Sandra Velazco y dirigido por Luis Manzo, junto con Ricardo Schwartz. Desde diciembre del año que pasó, Ecuavisa la ha transmitido de lunes a viernes, en su horario de las seis de la tarde.
Mientras otras telenovelas tratan de apretar cuanto relajo puedan por cada episodio, esta se toma su tiempo desarrollando cada obstáculo que aparece, haciendo a la caracterización brillar por encima del sensacionalismo.
En esta trama el padre de una familia “fresa” (de clase alta) queda prófugo por estafador. Sus tres hijas, su esposa y su suegra se ven forzadas a vivir en un barrio “naco” (de clase baja) en este relato, cuyas temáticas principales son las barreras entre clases sociales y el amor no recíproco.
El centro romántico lo conforman Silvana Chivis y Manuel el Tiburón, que son interpretados por Maritza Rodríguez y Carlos Ponce. Estos actores ya se han emparejado en Perro amor y sus escenas juntos hacen notar esa química y familiaridad, sin embargo esa harmonía en talento queda en algo disminuida a nivel de personajes, ya que el de Maritza está menos pulido que el de Carlos. El Tiburón demuestra un carácter galán, canchero, protector y divertido tanto por sus líneas como por su statu quo antes de la llegada de las fresas.
Por otro lado, la Chivis peca de ser muy genérica, con pocos rasgos o particularidades más allá de sus circunstancias. La verdad es que Maritza logra una espectacular ejecución de ese personaje que de no ser por ella, seguramente quedaría en el olvido.
Menos afortunado ha sido Andrés Montenegro, interpretado por Vince Miranda. Este es el menos interesante en cualquier relación en la que se encuentra dentro de la telenovela, y Vince no teniendo la experiencia actoral de Maritza, no puede hacer mucho para compensarlo.
La mayoría del tiempo es fácil olvidarse de que la serie salió de una comedia. Esto no sería un punto negativo de no ser por todos esos intentos tibios por arrancar una sonrisa que más bien muchas veces causan algo de vergüenza ajena. Poncho (Raury Rolander) es un ejemplo de comedia fallida que debió ser drama.
Este vive con Stella (Marimar Vega), una de las antagonistas principales para la pareja estelar, y pasa sufriendo y ridiculizado por su amor no recíproco hacia ella. Excepciones aparte, esta serie está repleta de tantas buenas decisiones en lo que respecta a personajes que si me centro en ellas me robo La Revista.
Mención especial a Trini (Adriana Barraza), que nunca escapa de arrancar ternura o humor con su relación renuente con el panadero. Pero por sobre todo están las dos hijas mayores de Chivis que son Majo (Marcela Guirado) y Angie (Thali García) con su relación de contrarias, confidentes y complementarias.
La continuidad y la cronología de los episodios es importante para cualquier telenovela, y mucho más cierto en esta, donde el humor es un punto débil y la progresión es más lenta que lo que el espectador ocasional puede estar acostumbrado.
Ver la serie por primera vez en televisión un día cualquiera de la próxima semana no es una opción, ya que esta se encuentra casi en la mitad. ¡Pero no pierdas la esperanza! Ecuavisa y Netflix tienen los 121 episodios en YouTube y en el portal de streaming, respectivamente, listos para todo aquel que necesite ponerse al día, y si amas las telenovelas con su fuerte dosis romántica y de ternura familiar, esta es una que no te vas a querer perder. (O)