Más y mejor política
El mejor antídoto para la indignación ciudadana contra los gobernantes es más y mejor política, recomiendan expertos, que alertan de los riesgos del populismo y de la deserción para la democracia y el estado de derecho en tiempos de crisis.
Así concluyeron especialistas reunidos en Santiago de Chile, en el seminario dedicado al fallecido opositor cubano Oswaldo Payá, en el que se trató de analizar las razones del desprestigio actual de la política. El nombre de la actividad coincide con el título del libro del sociólogo y filósofo español Daniel Innerarity: La política en tiempos de indignación.
Y es que el problema central es la “mala política” y los individuos que la ejercen, recordó Gutemberg Martínez, de la universidad Miguel Cervantes de Chile.
Porque a aquellos que optan por alejarse de los asuntos públicos, prefiriendo dedicarse a los privados, los ‘idiotas’, según la acepción primigenia griega, el sociólogo les advierte que “el riesgo es que se desmantele lo público, los mercados tengan más poder que los electorados, las decisiones que les conciernen sean adoptadas sin criterios democráticos y no haya instituciones que articulen la responsabilidad política”.
Esto “solo puede interesar a poderosos agentes económicos o a los embaucadores de los medios de comunicación. Hay mucha gente interesada en que la política no tenga ningún poder y que sea prescindible. Lo importante es conseguir que toda esa energía cívica tenga transformaciones efectivas de los sistemas políticos y las democracias”, dijo Innerarity.
La corrupción y la crisis económica están detrás del desprestigio de la política y de los políticos en la mayoría de los países. El caldo de cultivo para la desesperanza, el populismo y la rebelión, recordó el político catalán Josep Duran i Lleida. “Urge una revisión del contrato social entre ciudadanos, partidos e instituciones” y “regenerar la democracia para que las personas puedan percibirla como el más válido de todos los instrumentos para la organización de la convivencia, fomentar la justicia social y emprender conjuntamente la consecución del bien común”. (I)