Una de las librerías más bellas
George Whitman, quien murió la semana pasada a los 98 años, tenía una conocida librería en París que durante décadas ha sido más que un lugar para comprar libros en inglés. Se trata de Shakespeare and Company, un refugio para los escritores y una atracción turística, un sitio con una atmósfera propia.
Whitman se ganaba la vida vendiendo libros, pero nunca olvidó cuánto les debía a los autores. Por ello su tienda era un lugar donde se los recibía tan bien.
Durante décadas, miles de escritores le ayudaron, dando su tiempo a cambio de unas pocas horas, o más, compartidas con almas gemelas. Se dice que poetas como Jack Kerouac, Allen Ginsburg y William Burroughs recitaron poesía allí.
Unas pocas líneas de William B. Yeats están pintadas sobre la pared: “No seas inhospitalario con los extraños, puede que sean ángeles disfrazados”. Los autores que visitaron el lugar podían trabajar aquí, dormir entre pilas de libros y absorber esa atmósfera literaria única.
La librería recibe su nombre de otro sitio que solía estar no muy lejos, también sobre el Sena, y que era lugar de encuentro para personajes como James Joyce y Ernest Hemingway.
Nacido en Nueva Jersey en 1913, Whitman trabajó como suboficial médico en la Segunda Guerra Mundial y se mudó definitivamente a París en 1948. Era sobrino nieto del poeta estadounidense Walt Whitman.
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