Solteros empedernidos
Un creciente número de familias en Estados Unidos cuenta con todos los hijos adultos solteros.
Barbara Foley nunca imaginó que sus hijas estarían solteras a las edades de 36, 38 y 40 años. Foley, de Norwell, Massachusetts, ha estado casada con su esposo Steve por 41 años. Sus padres lo estuvieron durante 60 años. Sus 10 hermanos y hermanas, todos han sentado cabeza. “Tenemos mucha historia de matrimonios”, contó Foley. “Solo supuse que mis hijas seguirían esa tradición”.
Los Foley son una de un creciente número de familias en todo Estados Unidos en las que todos los hijos adultos son solteros. Según los resultados de una encuesta dados a conocer por el Centro Pew de Investigación en septiembre, se espera que 25% de los estadounidenses sea soltero cuando tenga cuarentaitantos y cincuentaitantos años. A partir del 2013, había más de 100 millones de solteros en el país. De ellos, 53 por ciento era mujeres y 47 por ciento, hombres.
Solo por casualidad, algunos o todos los hijos de algunas familias serán solteros.
No obstante, ellas tienen varios reinos que deben negociar. Están sus propios sentimientos sobre la situación, que los hijos reconcilien el hecho de que no tienen una pareja de por vida y, para muchos de los padres, aceptar que no tienen nietos. Aun cuando se tranquilizan las voces internas, está la presión que proviene de afuera. Como Bella DePaulo, una científica de proyectos que estudia a los solteros, en la Universidad de California, en Santa Barbara, dijo: “Todo tipo de temores en la sociedad se juntan y se les tiran a los solteros”.
Hijas exitosas
Las hijas Foley son todas exitosas. Heather Foley, la hija de en medio, es arquitecta del paisaje en Charleston, Carolina del Sur. Las otras dos, que no quisieron que se las mencionara por nombre para proteger su privacidad, trabajan en Nueva York, una en publicidad y la otra en administración de construcciones. Han tenido diversas relaciones toda su vida. Incluso, por breve tiempo, Heather Foley hasta estuvo comprometida para casarse, cuando tenía unos veintitantos años. Ella y sus hermanas bromean constantemente con su madre y le dicen que no se preocupe, que algún día será la madre de la novia.
Sin embargo, por ahora, cuando Barbara y Steve Foley se están retirando a la costa de Carolina del Sur, ella está aceptando, por fin, y hasta disfrutando que sus hijas sean solteras, quizá por siempre.
“Me siento muy orgullosa de quiénes son y de lo que han logrado”, comentó. “Y si en las estrellas no hay ningún matrimonio para ellas, decidí, por fin, que así son las cosas”.
Cuando los Foley se reúnen en días festivos y vacaciones, se entretienen contando historias de las citas que salieron mal. Una de sus favoritas es cuando Heather Foley salió a cenar con un hombre cuya esposa apareció para hacerle saber que todavía estaba casado.
No hay respuesta fácil al por qué toda una generación en una familia puede seguir soltera, pero las partes interesadas tienen su propia explicación.
Barbara Foley lo atribuye a factores más allá de su control. “Puede ser coincidencia”, dijo. “Pero tengo un hermano que tiene tres hijas, de las que ninguna se ha casado tampoco. Así es que no lo sé, quizá sea una tendencia”.
Nunca sentó cabeza
Nina Garfinkle, una diseñadora gráfica en Boston, de 52 años de edad, ha pasado años en terapia tratando de dilucidar por qué nunca ha sentado cabeza. Dos de sus hermanos –Jill de 57 años y Gregg de 45– también son solteros. Un segundo hermano, Terry, de 62, y otra hermana, Gail, quien murió a los 45 años, sí se casaron; él tiene dos hijos.
Nina habla de haber crecido en una familia al estilo del programa de televisión Papá lo sabe todo, con una madre que atendía la casa y un padre, sostén de la familia, que mantenía las necesidades físicas de todos, pero sin ningún entrenamiento emocional. “No se compartió mucho en cuanto a emociones y a hablar sobre cosas personales, así es que puedo ver cómo es que no tuve las facilidades para llegar a eso” en una relación, explicó.
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Genética y libertad
Helen Fisher, una antropóloga biológica, cuyo trabajo está en la Universidad Rutgers y es investigadora sénior en Nueva Jersey, dijo que cree que se resume en la genética. Algunas familias poseen los mismos genes que hacen que ellas prioricen ser creativas y libres en lugar de estables y seguras. Sin ningún ímpetu por sí mismas y sin presiones de los padres, amantes de la diversión, los hijos no tienen ninguna razón para asentarse.
“Hay muchos hombres solteros”, agregó Fisher. “Sé que los hombres sufren tanto como las mujeres a causa de la soledad. Más aún, los hombres se enamoran más rápido que las mujeres, se enamoran con mayor frecuencia y, cuando encuentran a su amor, la quieren presentar a sus amistades y familiares con mayor prontitud”.
Relaciones poco saludables
Suzette Malkin, madre de dos hijas solteras de 33 y 36 años, quienes viven juntas en Memphis, Tennessee, ve que son demasiados los jóvenes que sostienen relaciones poco saludables. “Quiere que encuentren a su alma gemela”, comentó. “Solo quiero que puedan tomarse su tiempo y darse cuenta de que vale la pena la espera”.
Erin Malkin, la hija mayor, se siente afortunada de tener una madre que la apoye hasta que esté lista para iniciar una familia. “Por eso es que estoy trabajando tan duro en mí misma ahora”, explicó. “Siento que necesito desarrollar mi personalidad y mi fortaleza para poder tener una relación saludable, optimista, madura y adulta”.
Hasta las familias que están de acuerdo con la situación todavía tienen que enfrentar la presión externa, particularmente, por el hecho de que nadie está teniendo hijos. Las amigas y cuñadas de Barbara Foley le preguntan constantemente si sus hijas ya encontraron a alguien, así como cuándo habrá nietos.
“Casi pensé que tendría que disculparme con la gente porque tengo 62 años y no tengo nietos todavía”, notó.
Su hija Heather dijo: “A los padres de mis amistades les preocupa un poco más mi situación que a los míos. Me resulta chistoso porque yo digo: ‘Ni siquiera me conozco a mí misma’”.
Sin embargo, estas familias sí alardean de algo que otras no tienen: una relación estrecha entre todos sus miembros. La investigación científica muestra que “son los solteros los que mantienen unidos a los hermanos”, dijo DePaulo, de la Universidad de California, en Santa Barbara. (I)
SOLTERÍA EN ECUADOR
En nuestro país existe la tendencia a la soltería. Según datos estadísticos del 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 36% de los ecuatorianos están solteros, mientras que el 32,5% casados y 20,4% en unión libre.
Según el neuropsiquiatra Eduardo Santillán Sosa, existe una tendencia a mantenerse soltero debido a la carencia de voluntad para comprometerse en una relación formal y tener determinadas libertades. Incluso dadas las características familiares afectivas de nuestra sociedad nacional un 40% se mantienen viviendo con los padres y dependiendo de ellos.
Son hombres entre 30 a 65 años, el 70% son obreros, y mientras que el porcentaje restante son profesionistas y directivos, gerentes. Mientras, las solteras están entre los 25 y 70 años, pues la mayoría son profesionales y directivas y un porcentaje menor, adultas que viven protegidas por sus familias nucleares de donde proceden.
A la persona soltera, menciona Santillán, se la detecta, porque se considera autosuficiente y tiene el ego alto, posee una posición económica que le permite cubrir sus necesidades esenciales e incluso superar dicho nivel. Además, en una proporción mayor procura ser nítida en su apariencia, le agradan las relaciones fugaces y huye cuando siente que se puede enamorar o apasionar por alguien.
Para Margarita Toral, máster en Terapia Familiar, algunas personas se quedan solteras, ya sea porque consideran que existe en nuestro medio una falta de compromiso para casarse por el resto de la vida y también por vocación para la soltería. Estas últimas se muestran contentas consigo mismas, hacen algo provechoso, se divierten, poseen profesiones brillantes y se dedican al servicio de la comunidad.
“Actualmente los solteros tienen su propia vida, antes dependían de la familia, no tenían una profesión y su destino era la vida religiosa, el matrimonio o una soltería no deseada”.
Si la persona elige mantener la soltería, dice Santillán, su decisión tiene que ser respetada. No se le deben hacer comentarios irónicos ni sarcásticos. Menos intentar presentarle continuamente a posibles candidatas o candidatos.
Tampoco es correcto, agrega, con expresiones verbales directas o con cierta ironía incitar al soltero o soltera a que acceda a casarse. Incluso es un error que algunos familiares, conocidos, vecinos y compañeros de trabajo generan rumores de una supuesta homosexualidad. “La soltería no tiene relación, ya que el homosexualismo existe en las personas de toda condición civil”, asegura.
En las familias, dice Toral, la soltería no es lo deseado, es por eso que presionan para que se casen los hijos, pero es un error. La presión no es saludable. Ahora las parejas se casan cada vez más tarde, porque quieren una relación saludable y madura. (S.M) (I)