Despegue espectacular: Bufé que sorprende

Por Epicuro
19 de Abril de 2015

“El personal ha sido debidamente formado, demuestra a la vez su conocimiento del trato hostelero, como servir los platos y retirarlos”.

No tenía ningún concepto particular del hotel Ramada que no había visitado desde hace como quince años, pero quise probar su restaurante conservando cierta aprensión. Los temores desaparecieron apenas ingresé al local. La luminosidad del mediodía, la disposición de las mesas, el atractivo de un bufé muy bien concebido fueron partes de mi primera impresión.

El capitán del lugar es Juan Castro y asume a cabalidad su oficio sabiendo cómo recibir a los diversos huéspedes. Conocí al chef Víctor Medina, colombiano de formación evidentemente clásica, enamorado de su trabajo, preciso en la elaboración de las recetas. El bufé que ofrecen los domingos tiene una relación muy interesante entre la calidad y el precio. Para dos personas pudiendo servirnos las veces que quisiéramos cancelé una cuenta de $ 50,40. No bebimos vino sino varios jugos de sandía y frutilla.

La galantina que hace el chef es de lo más clásica, pero de impecable hechura y sabor casero: tradicional especialidad francesa compuesta por carne deshuesada rellena, comúnmente de ave o pescado, que se cuece a fuego lento y se sirve fría, cubierta a veces con áspic (gelatina aromatizada). Las galantinas se rellenan a menudo con farsa y se prensan para darle forma cilíndrica. Debido a que deshuesar aves es muy laborioso, este plato se considera bastante elaborado, por lo que a menudo se decora profusamente, de donde procede su nombre. A finales del siglo XIX la técnica ya había sido atribuida al chef del marqués de Brancas.

Los vegetarianos encontrarán varias opciones de ensaladas. Las diversas salsas propuestas son las tradicionales, siempre pensé que los buenos restaurantes logran las anheladas salsas frías como la mayonesa, la tártara, la gribiche, la rémoulade. Otro punto a favor es la temperatura adecuada que conservan las diversas opciones. No faltan frutos de mar y cangrejos.

Los platos fuertes propuestos en fuentes de acero inoxidable guardan el adecuado calor, pero conservan la presentación atractiva que tiene el bufé. El chef gusta mucho de los enrollados que matiza con diversos aliños, como puede ser la albahaca o la pimienta negra. Nada barroco ni tampoco hay deseo de impresionar con platos muy complicados: uno encuentra el sabor que esperaban los ojos y el olfato. En semana hay un atractivo menú para ejecutivos ($ 13,50 incluido impuestos). Los postres son deliciosos, ofrecen muy numerosas opciones.

El personal ha sido debidamente formado, demuestra a la vez su conocimiento del trato hostelero, como servir los platos y retirarlos. El único punto que debe corregirse, tratándose realmente de un detalle, es la temperatura de las bebidas servidas, luego se debe preguntar a los huéspedes si prefieren agua natural o con gas. El restaurante se llama El Malecón y se renovó recién en febrero pasado, el cambio es notable y pienso que el bufé dominical debería atraer a muchas personas y familias por su calidad, su calidez en el trato, sus precios realmente moderados.

Recuerden que no se puede estacionar en el malecón Simón Bolívar, pero lo podrán hacer en la calle adyacente al hotel o en el parqueo del mencionado malecón. Tengo entendido que el hotel tiene una buena acogida por sus tarifas, pero no puedo opinar acerca de lo que no conocí. (O)

epicuro44@gmail.com

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