Divertida experiencia: Sabor de lo que es
“Lo agradable de Otabe es que se cocina frente a nosotros en una plancha de acero inoxidable. Nos atendió José Luis Aular con la debida pericia, sin exhibicionismo”.
Guardaba en mi memoria las visitas que hice al restaurante Benihana en Miami, el ambiente multitudinario, las mesas de tamaño interminable, el show que daba el chef haciendo bailar por el aire sus grandes y afilados cuchillos en medio de aplausos, vítores, gritos de entusiasmo. Los norteamericanos son muy sensibles a este tipo de malabarismo. Epicuro, en cambio, fue a Otabe para vivir una experiencia gastronómica, no para contemplar un espectáculo circense. Obtuve de verdad lo que deseaba.
Había estado hace unos años en el local anterior de Otabe, pero que desapareció a raíz del terremoto del 2016 con graves daños estructurales. Se trata de un sitio caro, pero se justifica por los ingredientes utilizados, la generosidad con la que se sirven. Estuvimos allí cuatro personas, la factura final ascendió a $ 167,14. Claro está que en la plancha caliente aparecieron dos colas bien grandes de langostas, scallops en buena cantidad, un filete de salmón impresionante, champiñones Portobello, espárragos crocantes, brotes de soya, más un chateaubriand. Mis acompañantes bebieron cuatro cervezas Corona ($ 24) lo que desde luego incrementó la planilla.
El chateaubriand es un corte grueso, compacto, de lomo fino que suele servirse a menudo con salsa bearnesa. Fue creado por el chef Montmirail cocinero del escritor Chateaubriand y se dice que él fue el primero en servir este tipo de asado a Napoleón Bonaparte.
Lo agradable de Otabe es que se cocina frente a nosotros en una plancha de acero inoxidable. Nos atendió José Luis Aular con la debida pericia, sin exhibicionismo, tratando los ingredientes con la debida delicadeza, usando varios tipos de especias con la aconsejable parsimonia. La carne del chateaubriand que pedí poco cocida resultó ser extremadamente tierna. Si la buena comida es cuando las cosas tienen el sabor de lo que son, Otabe puede servir de ejemplo.
Aconsejo que vayan ustedes formando un pequeño grupo de cuatro, cinco o seis personas en cual caso tendrán un salón privado, de lo contrario ustedes deberán sentarse en compañía de otras personas probablemente desconocidas. Optamos nosotros por la privacidad para poder conversar sin temor. Ahora que es tan de moda polemizar acerca de los gobiernos de turno, Epicuro no desea saber nada de religiones o de política frente a una buena mesa.
El estilo es teppanyaki (nos estamos refiriendo a una comida asiática que consiste en cocer los ingredientes en una plancha caliente llamada teppan). La forma más popular de teppanyaki en occidente consiste en carne y otros elementos acompañados de vegetales. En Estados Unidos también se le conoce por el nombre de hibachi y los establecimientos son conocidos como steakhouses japoneses, nombre que me parece feo, carente de magia.
Otabe se halla en la parte alta del centro comercial Las Terrazas (local 1A), es prudente reservar, aceptan las tarjetas de crédito. No suele haber problemas con el estacionamiento, además este centro comercial es bastante seguro. Varios lectores me preguntaron si se debe dejar una propina tomando en cuenta que en la factura van el IVA y el servicio. Pienso que se puede dar algo extra a quien nos atiende si lo hace con cortesía y amabilidad. (O)