Increíble éxito
“Sweet & Coffee piensa que la mejor forma de crecer es ayudando a otros a hacerlo. Por esto, su labor no termina en los diversos locales...”.
Encontrar un nombre que pueda impactar en el medio no es un asunto tan simple, lo de Sweet & Coffee ostenta una desconcertante sencillez, pero guarda un poder fantástico para la imaginación. Las palabras evocan de inmediato un ambiente cálido con aromas de café recién molido, pasteles de toda clase, chocolate caliente o helados, es a toda luz lo que uno encuentra en cualquiera de los locales. Teníamos cafeterías muy tradicionales, pero la unión de lo dulce y de lo salado con las más apetecidas bebidas calientes o frías resultó ser un tremendo éxito.
Sweet & Coffee multiplicó sus locales, podría sin mayor complicación seguir extendiéndose a todas las ciudades importantes del país. La idea fue a la vez sencilla y genial. Me consta que a cualquier hora y en cualquiera de sus sucursales, las mesas suelen estar ocupadas. El sitio es ideal para tertulias o reuniones de amigos.
Quizás no tengan el mejor café del país (eso es muy relativo), pero presentan un producto muy agradable de calidad estable que viene de Loja, de Zaruma, de Jipijapa, nos acostumbramos al logotipo y lo relacionamos de inmediato con un ambiente especial, con un repentino toquecito de amaretto, nueces y almendras.
Los restaurantes nacen, a veces perduran, en muchos casos cierran a los pocos años, Sweet & Coffee es para siempre. Sabemos que la idea del negocio nació de un romance amoroso entre Richard Peet y Soledad Hanna. Leí por ahí que ella empezó preparando dulces, luego inauguraron su local en Mall del Sol, era entonces una pequeñísima empresa, pero andando con calma y prudencia, al pasar los años multiplicaron los locales en Ecuador.
Desde 1997 hasta la fecha miles de personas han visitado uno de aquellos rinconcitos donde se conversa, nacen romances, se pulen negocios, estamos hablando de una empresa grande que lleva ya 19 años. Uno de los atractivos es la homogeneidad que reina entre las diversas sucursales, se palpa el mismo ambiente, se hallan los mismos aromas, el mismo tipo de visitantes sin distinción de edad, es un poco lo que sucedió con La Canoa, tradicional cafetería del Hotel Continental, con la inmensa diferencia que constituye la impresionante multiplicación de los locales que llevan el logo de Sweet & Coffee.
Se adelantan incluso a lo que desean los guayaquileños y no me sorprendió cuando escogieron el Malecón 2000 para un nuevo punto de venta. En realidad, no se puede encasillar en la lista de las cafeterías porque tiene espíritu propio, los dulces son artesanales, el pan es de la casa, se respeta a la vez la higiene y la calidad. El café puede ser un expreso, un capuchino, el moccachino, el frappé con leche, el cortadito, el bombón para los golosos, otros que vienen con galletas, crema chantilly, sin hablar de los milkshakes de varios sabores, los sabrosos sándwiches.
No sé por qué siempre me pareció que Sweet & Coffee evocaba algo como un ambiente navideño para todo el año, algo cálido, hogareño, seguramente lo que deseaban conservar sus fundadores. Sweet & Coffee piensa que la mejor forma de crecer es ayudando a otros a hacerlo. Por esto, su labor no termina en los diversos locales, ya que se extiende hacia proyectos sociales y ambientales. (O)