Liderazgo mantenido: Restaurante en Ceibos
“En la actualidad, el sitio luce increíblemente acogedor, ideal para un almuerzo o una cena en un salón luminoso con vista a un hermoso jardín oriental”.
La hoja roja (joun yep) en China, Japón y otros países asiáticos es símbolo del amor, emblema de los enamorados. Existe una leyenda que nos habla de una princesa enamorada y del papel asumido en el romance por unas hojas de arce.
Creo que la realidad diaria de una mujer admirable llamada María de Shu supera en intensidad el peso de cualquier invento romántico. Tremenda chica que amenazó con fugarse del hogar paterno con su enamorado si no la dejaban casarse con él. Roberto Shu tenía veinte años más que ella. Como muchos de nosotros llegó a Ecuador sin hablar español, tenía 11 años, es mujer valiosa apta para llevar a cabo cualquier lucha, razón por la cual el restaurante Joun Yep ha conservado un excelente nivel de calidad. Aprendió los secretos de la gastronomía asiática con los tres chefs que su esposo había traído de Taiwán en 1972.
Conocí a su esposo, Roberto. Recuerdo una larga tertulia que tuve con él hace muchísimos años. Hombre modesto, reservado, no hablaba mucho de su pasado como piloto en la aviación china durante la Segunda Guerra Mundial, llegó a Ecuador en 1972, han pasado cuarenta y tres años, falleció en el 2012 al cumplir 93 años. María asumió entonces la dirección total del restaurante.
En la actualidad, el sitio luce increíblemente acogedor, ideal para un almuerzo o una cena en un salón luminoso con vista a un hermoso jardín oriental. Aquel día que estuve me fui solo, pero el ambiente me quitó todo el estrés y me sentí realmente relajado.
El chef Pablo Saavedra está allí desde que abrió el restaurante, ha sido formado por doña María, conoce los secretos de una buena sazón adaptada al gusto ecuatoriano en cuanto al uso de la sal, pero apegada a las recetas de Cantón, ciudad donde nació la propietaria de Joun Yep.
Sabemos que el gusto americano ha permitido recetas exóticas que no tienen nada que ver con la auténtica cocina china. Es el caso del chaulafán, del chop Suey, pues en nombre de la llamada fusión se ha hecho de todo por bien o por mal.
Hay platos que son íconos del lugar, por ejemplo la sopa de pichón servida en una taza de bambú que conserva muy bien el calor, es una receta bastante sencilla, pero sabrosa. La parrillada de mariscos es muy recomendable, así como las uñas de cangrejos rellenas; les aconsejo comerlas poniéndoles una mezcla de salsa agridulce y salsa picante. Un té con jazmín es la bebida adecuada o un sake tibiecito.
Los precios dependen absolutamente de lo que escojan en el menú. Si optan por la sopa de pichón, unos tallarines especiales y un postre que puede ser la banana acaramelada, unos helados o los sabrosos litchis (los lychees son frutas blancas, dulces servidas en su almíbar) recibirán una planilla moderada, pero tomen en cuenta que los precios van de $ 6 a $ 17; los lomos en diversas salsas están en $ 14. Pueden escoger langostinos o camarones en salsa agridulce que llegan muy generosamente servidos ($ 16).
Entre los platos que recomiendo, fuera de los que he comentado, están el pollo con nueces y los langostinos en salsa de ostiones. Los ecuatorianos suelen tener preferencia por lo frito, pero los bocados al vapor son realmente exquisitos. La sopa de wantan o el untuoso wu-chi-wu, las uñas de cangrejo rellenas son de mi personal agrado. Aprendí a hacerlas en casa con doña María Hi Fong Camchong. Sin lugar a dudas, la cocina china ha tenido éxito en todas las ciudades del mundo. (O)