Nobel para el sándwich: Aperitivo oportuno
“En todos los países del mundo el sándwich se ha impuesto, se lo encuentra en calles, aeropuertos, trenes, buses y terminales”.
Alfred Nobel creador del premio que lleva su nombre se hizo famoso por haber inventado la dinamita. Pienso que el sándwich, sin hacer tanto ruido como los explosivos, ha contribuido mucho más al bienestar de los terrícolas. La idea de poner carne entre dos pedazos de pan no es nueva, pero todos sabemos que se atribuye a John Montagu Conde de Sandwich, apostador empedernido que no quería perder su tiempo en largos almuerzos prefiriendo seguir jugando cartas sin ensuciarse las manos con cualquier tipo de alimento. Así mismo Montmirail, cocinero de Chateaubriand creó para el escritor el corte de carne que lleva su nombre, el compositor Rossini dejó su nombre a varias recetas muy sabrosas como sus famosos tournedós con fuagrás y trufa.
Es verdad que Epicuro aprecia mucho el sándwich cubano hecho con pan de agua relleno (rebanadas de jamón y queso, pernil, mostaza, pepinillos, pues el verdadero no lleva lechuga ni mayonesa ni tomate). El llamado sándwich club, para los grandes apetitos lleva jamón, queso, pollo, tocino, lechuga y tomate. En realidad el sándwich se presta para todas las combinaciones, incluyendo las vegetarianas.
Los franceses no conciben un sándwich sin el famoso pan baguette y los hay de todos los tamaños; en ciertos casos se pone a la disposición del cliente diversos ingredientes. Aquella posibilidad ha sido adoptada por Sal y Pimienta (Hilton Colón) entre otros establecimientos de Guayaquil.
Los sándwiches de pernil y de pavo siendo los preferidos de los guayaquileños, unos quioscos se han hecho famosos. El Sabrosón en Bolivia entre Los Ríos y Esmeraldas existe desde hace 36 años y despacha más de doscientos emparedados cada día, también puede venderles piernas enteras para sus reuniones. Fui durante años un asiduo del quiosco ubicado en Luis Urdaneta y Ximena, pero existen muchos más en nuestra ciudad y son ustedes los indicados para revelar sus preferencias, precisar su ubicación. Debo confesar que más de una vez intenté en mi propia casa elaborar este tipo de sándwich cocinando en el horno una pierna de chancho, pero jamás logré aquel saborcito tan especial, aquella salsa enloquecedora.
Evidentemente la gente pregunta si los sándwiches engordan. Pues depende de lo que incluyen. Hasta pueden hacer dieta con los de atún y pepinillos, los de jamón de pavo con pan integral, pero si me hablan de jamón serrano, prosciutto, mortadela y tocinos, mayonesa y quesos, hasta mermelada, será otro cantar.
En todos los países del mundo el sándwich se ha impuesto, se lo encuentra en calles, aeropuertos, trenes, buses y terminales. El Slopy Joe de los norteamericanos incluye carne molida, salsa barbacoa a veces azúcar moreno, salsa de chile. Los franceses adoran los sándwiches rellenos con paté de cerdo, de hígado o aquel picadillo de puerco cocido durante muchas horas al que llaman rillette.
Es importante que nuestros lectores nos digan sus preferencias. Es evidente que frente a los hiperclásicos emparedados hechos con jamón picado, huevo duro y mayonesa o el mixto de queso y jamón frío o caliente se destaca nuestro icono que es el sándwich de pernil con o sin cebollas, pero siempre con la untuosa salsa en la que se moja el pan. Dicen en Google que el sándwich más caro es el de Suiza donde el club llega a costar la bicoca de $ 63. Dayana Duyser pretendió haber encontrado la imagen de la Virgen María en una tostada y logró venderla en $ 28.000. ¿No les dije que este mundo está loco?