Nuevos arribos: Vinos para todos
“Epicuro notó que llegan a Wine Bar grupos de mujeres. La tendencia a nivel mundial indicaba que ellas preferían lo más dulce mas esto está cambiando”.
Javier Vaporaki llegó en mayo de Buenos Aires graduado en la Escuela de Sommeliers. Lo primero que hizo fue observar a los clientes, al personal que tenía a su cargo. Estudió los gustos, la cultura de los ecuatorianos.
Creo que tiene el temperamento ideal para su cargo. Su aproximación a los visitantes se tiñe de respeto, amabilidad, empatía, vocación de servicio. Si Brillan Savarin dijo “recibir a nuestros huéspedes es encargarnos de su bienestar mientras están bajo nuestro techo”, Javier cumple a cabalidad con este precepto.
En estos meses se efectuaron allí cumpleaños, cenas con maridaje, catas, reuniones de negocios en el salón interior. Él es extremadamente atento su presencia es constante. El miércoles pasado asistí a una degustación interactiva de whiskies guiada con sencillez, humor, amabilidad y sentido pedagógico, por Nicolás Carrión.
Uno viene a Wine Bar para encontrar una carta de vinos extensa (más de 200 etiquetas), variada pero a la vez fácil de leer, un ambiente relajante. Hubo renovación en la carta de comidas que cada vez más va tomando forma gourmet, sin dejar de lado los piqueos que ya son un clásico en el sitio. En un país donde no se bebía mucho vino crece cada año más el interés por conocerlo.
Epicuro notó que llegan a Wine Bar grupos de mujeres. La tendencia a nivel mundial indicaba que ellas preferían lo más dulce mas esto está cambiando. Existen aficionadas que llegan en busca del espumante Marquis de la Tour Rosé (del Valle de Loira, Francia) tanto en botella como por copa: ya es una tradición. Sin embargo, están las que prefieren un Merlot, experimentan uvas no tan conocidas como la Bonarda.
Paladares exigentes llegan a incursionar por el lado de los Malbec Reserva, pocas mujeres se animan a los robustos Cabernet Sauvignon. Noto que se va ampliando el abanico de interés por conocer diversas cepas y estilos. Este es uno de los desafíos que se lanzó Javier en esta etapa. La idea es implementar la mayor cantidad de conocimientos mediante las catas sin cargo dirigida a todos los clientes que tengan interés por aprender.
No deja de asombrarse cuando ve que una mujer aprecia un blend estructurado de Malbec-Tannat o cuando ellas concurren a una cata de destilados. Los precios son razonables, muy por debajo de lo que se cobra en restaurantes convencionales. El público de Wine Bar busca experiencias sensoriales y sabe hasta dónde beber.
No es un sitio para embriagarse; quienes vienen aquí no podrían ofender el vino pasándose de copas. Por ello, el sitio tiene clase, adquirió prestigio. Sus piqueos han sido bien escogidos. Epicuro tiene debilidad por el carpaccio de bife de chorizo, pechuga rellena con portobello en salsa de maracuyá, antipastos de tipo europeo, hasta el bife al grill si se siente con hambre. Para una velada romántica, una reunión de negocios, creo que el sitio es ideal. Javier se adaptó muy bien a Guayaquil, Guayaquil lo adoptó. Creo que lo tenemos para largo.
Plaza Lagos es mi lugar predilecto. Ofrece Tinta Café (nuestro Barnes & Nobles), Don Francis, Hemisferios, Panoli, La Casa di Carlo, Alesia en Italian Job, Sorbetto, Fussion (resto sushi bar) y desde luego Wine Bar.
