Rincón peruano: Nuevo, en Urdesa
“Precisamente porque tenemos ya muchos restaurantes peruanos hacemos comparaciones. La opinión de Epicuro no es necesariamente la palabra final...”.
Existe gran cantidad de restaurantes peruanos en Guayaquil, lo que indica una tendencia de cierta clientela. Así como saboreamos nuestras sopas marineras ecuatorianas, los franceses tienen su bouillabaisse, los peruanos proponen su parihuela, plato ideal para los aficionados a frutos de mar, pues la receta original lleva pescado, camarones, pulpos, cangrejo o jaiba, rocoto, pasta de tomate, coral de camarón, ají amarillo, comino, ají panca y otros ingredientes. Epicuro considera que La Alameda de Chabuca se apega a la receta clásica. Si algo de vino se pone es preferible que sea blanco para no opacar los colores que destilan las especias.
En el transcurso de 2016 descubrí en Durán un restaurante de aspecto modesto sin manteles ni detalles de lujo, pero con una excelente relación calidad-precio. Se llama Mancorita, por alusión al balneario peruano de Máncora. Luego supe que en la cocina oficiaba el peruano Leandro Maldonado formado como chef internacional bajo la dirección de Muriel Ann Beaven. Leandro simplemente se llevó las receta de El Caracol Azul, bajó los precios, lo que explica desde luego el éxito que tuvo el lugar. Recuerdo haber hecho una excelente crítica en aquel entonces.
Recientemente vi que había nacido en Urdesa un nuevo local llamado Puerto Mancorita. Al recordar el primer sitio de Durán fui a cenar con la idea de probar nuevamente la sazón de Leandro, mas, la experiencia no me llenó. El local de Urdesa, junto al Banco Bolivariano, es algo estrecho, pequeño, peca por exceso de luz. Un logo de neón ciega literalmente a quienes se sientan en frente. Una buena publicidad nunca debe ser agresiva ni superlativa.
La decoración del lugar es algo impersonal en vez de ser acogedora. Hicimos los pedidos, pero tuvimos que esperar mucho la llegada de los primeros platos: unas conchas al parmesano buenas, unos tiraditos de pescado demasiado encurtidos en limón lo que suprimía su textura aterciopelada. El limón hace efecto con rapidez, tanto en los cebiches como en los carpachos, no deben marinarse mucho tiempo los ingredientes, las salsas han de exaltar el sabor del pescado, no ocultarlo. En este caso no se veían las láminas por las tres espesas salsas que las cubrían, se puede mejorar la presentación. Lo mismo sucedió con la parihuela, pues al usar vino tinto se opaca el caldo y no se ven los ingredientes, recomendaría usar un Sauvignon blanco para rescatar los colores de las especias.
En cambio, el tacu-tacu con lomo asado que pidió mi nieta estuvo sabroso, con un filete tierno, jugoso, cocido en su punto. Cuando pregunté por los postres me dijeron que tenían solamente suspiro limeño, en realidad llegó uno sin nada particular . Destaco que la atención del camarero Billy estuvo irreprochable. Los precios están dentro de lo normal, hay una pequeña zona de estacionamiento con guardianes.
Precisamente porque tenemos ya muchos restaurantes peruanos hacemos comparaciones. Buena parihuela tienen en Mariscos Azul de Beatriz Osorio; excelente sopa marinera ofrece Marrecife . La opinión de Epicuro no es necesariamente la palabra final, recuerden que el mejor restaurante es aquel donde ustedes se sienten felices y satisfechos. La frescura de los ingredientes es imperativa, La Alameda de Chabuca importa constantemente las especias peruanas. Sin rocoto, ají panca, ají amarillo no se puede lograr el sabor auténtico.
Pienso que Puerto Mancorita puede tener un gran porvenir cuidando detalles, reduciendo los tiempos de espera, puliendo las recetas. Leandro Maldonado abrió un nuevo local llamado Huacatay, modesto en su apariencia, lo que tal vez permitirá precios más cómodos. (O)