¡Día del cocinero!

Patricia agarra la posta: celebrar en un día del año a todos los que cocinan.

Queridos lectores acabamos de pasar el Día de la Madre en medio de flores, mensajes, abrazos, besos, regalos, música y un sinfín de celebraciones. Pues a mí me dio una fuerte gripe, y no sé si es por eso que mi lado sensible esta a flor de piel.

Uno de los mensajes que me produjo risa y reflexión fue uno de Mafalda, la de la tira cómica. Les cuento: llega un vendedor a su puerta y pregunta por su mamá, ella muy sencilla contesta, depende de cuál. El vendedor: ¿cuántas mamás tienes? Mafalda: una a la que adoro con toda el alma, otra que me persigue con su sopa, otra que me protege, otra que me pega cada grito, otra que es feliz en su hogar, otra que vive esclava de la casa, otra que... y no alcanza a terminar las innumerables madres, el vendedor sale corriendo. Y cuando su mamá le pregunta quién era en la puerta, Mafalda contesta, “un vendedor al que le vendieron eso de que madre hay una sola”. Aunque pensándolo bien si nuestras madres no hacen todas esas labores, y muchas más, la casa sería un “desmadre” como dicen los mexicanos.

Y continuando con mi reflexión... Si las personas que cocinamos no lo hacemos todos los días, nos moriríamos de hambre. Por eso he llegado a la conclusión de que voy a celebrar todos los días, el Día de los Cocineros, seamos agradecidos y bendigamos sus manos y su talento para alimentarnos. Además todos podemos cocinar, acuérdense de esto y feliciten a su cocinero de hoy, especialmente porque es domingo y se supone que debemos descansar. ¡Feliz día de los Cocineros!

Ahora, entrando en la materia, les traigo una receta deliciosa que estará lista en una hora, al horno. La comí en casa de mi amiga Elena de Speck y me explicó cómo hacerla. ¡Es magnífica!