El tiempo es oro

Por Ángela Marulanda
02 de Septiembre de 2018

Mientras que antes creíamos que los niños se metían en problemas porque tenían demasiado tiempo libre, hoy sabemos que ellos están en alto riesgo de tener serios problemas emocionales por falta de tiempo para vivir con tranquilidad su infancia. La constante agitación en que los mantenemos impide que, tanto los hijos como nosotros, tengamos el espacio para disfrutarnos y amarnos. Si hubiese más quietud fuera y dentro de nosotros podríamos escuchar lo que no nos dicen nuestros hijos con palabras, sino con sus miradas, gestos o actitudes. Podríamos percibir sus clamores y orientarlos, sus temores y tranquilizarlos o sus penas y consolarlos, así como ver sus cualidades y fortalezas para reafirmarlas. En esta forma descubriríamos quiénes somos, qué tenemos para ofrecerle al mundo, qué estamos haciendo con nuestras vidas y, por ende, con las de nuestros hijos, porque es en el silencio y el sosiego adonde nuestros corazones se escuchan y nuestras almas se encuentran.

Parece que hoy estamos transitando por la vida en una especie de avión ultrasónico en el que todos viajamos incómodos, pero nadie se puede bajar. Lo lamentable es que en nuestra loca carrera finalmente logramos estirar el tiempo para hacerlo todo… menos vivir, si por ello entendemos amar, compartir, conversar, jugar, gozar o soñar. Lo cierto es que vivir haciendo toda suerte de cosas alimenta el ego, pero deja morir de hambre el corazón, llena la agenda pero destroza a la familia.

El tiempo no puede seguir siendo nuestro enemigo. Lo necesitamos para formar la familia que soñamos tener. Hace falta tiempo para forjar lazos profundos con nuestro cónyuge porque estos se tejen en esos momentos compartidos sin más propósito que estar juntos. También hace falta tiempo para ganarnos la confianza de los hijos porque saben que estamos presentes cuando nos necesiten o deseen compartir con nosotros sus dichas y sus penas. Y también para formar su conciencia porque estamos tan presentes que nuestro proceder les demuestra qué está bien y qué está mal.

Si el tiempo es oro, no lo desperdiciemos haciendo muchas cosas para comprar el amor de nuestros seres queridos, que obtendremos gratis si dedicamos más tiempo a amar y a disfrutar a nuestros hijos para cultivar en ellos un buen corazón. (O)

angelamarulanda20@gmail.com

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