La droga y nuestro hogar

Por Lenín E. Salmon
08 de Noviembre de 2015

Hay que admitirlo, el tema de las drogas es cada vez más cercano a nuestro vivir cotidiano. Si no es el hallazgo de una tonelada de cocaína o marihuana, es el descubrimiento del consumo de heroína en algún colegio, o el asesinato de un presunto traficante, o la sobredosis en algún niño. Lo cierto es que, a fuerza de estar sometidos tan intensa y frecuentemente a este tipo de noticias, hemos comenzado a trivializar el verdadero impacto con que dicha epidemia afecta a nuestro entorno, principalmente a nuestros hijos menores de edad.

Desde los 11 años un niño está expuesto a fuertes influencias de esta naturaleza, que le llegan a su mente inmadura directamente desde la escuela o por las redes sociales. El uso de drogas por sus ídolos artísticos, deportivos y sociales, y la impunidad (no digamos el glamur) que los rodea dejan una impresión de admiración y ejemplo a seguir en una mentalidad todavía en construcción.

En el transcurso de pocos años el mensaje que se afianza en su cerebro es que la droga, especialmente la marihuana, no es más adictiva o dañina que el alcohol, y si el consumo de alcohol es legal, también debería serlo el de marihuana. La legalidad de su consumo (limitado o medicinal) en otros países de América lo siente como un apoyo para esta tesis.

Es necesario que el adolescente sepa que en nuestro país es contra la ley que un menor de edad compre o consuma tabaco o alcohol. Y se supone que nadie debería consumir drogas. Lo que sucede en otros países hay que considerarlo un experimento, cuyos resultados no sabremos sino tal vez después de una generación. Nuestros hijos no deben pertenecer a esa generación.

La marihuana sí crea dependencia, o no sería tan difícil dejarla. También abre la puerta a drogas más fuertes, y existen evidencias sobre daños causados en un cerebro todavía en desarrollo. No es un tema negociable.

Con tantas amenazas a la vista, desde antes de la pubertad hay que ir informando a los hijos sobre los riesgos de asociarse con amigos o compañeros con estilos de vida dudosos en relación con el tema, y crear la suficiente confianza y comunicación para estar siempre “en la misma página” que ellos. (O)

salmonlenin@yahoo.com

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