Frente a la pantalla

04 de Junio de 2017
DPA

Estar todo el día mirando el smartphone o la tablet arruina la vista. Una de las consecuencias puede ser la miopía. ¿Qué medidas preventivas tomar?

Apenas media hora para poder hablar... Muchos padres están contentos si logran que sus hijos les presten atención al menos durante un ratito en la cena, sin que estén mirando todo el tiempo su teléfono móvil. Niños y adolescentes pasan horas, por no decir días, mirando sus pantallas, y con consecuencias graves: de acuerdo con un estudio de la universidad de la ciudad alemana de Maguncia, más de la mitad de los alumnos de secundaria sufren de miopía. Y, según los oftalmólogos, esta tendencia continuará.

El problema no es solamente el uso de smartphones, sino el tiempo cada vez menor que se pasa al aire libre por causa de ellos. La vista mira pocas veces a lo lejos. Y si está observando todo el tiempo objetos de cerca, el ojo recibe la señal de crecer. Cuantas más dioptrías, más grande el globo ocular. El efecto es similar al de un globo: cuanto más se lo infla, más finito se vuelve. Esto lleva a una peor irrigación y a una degeneración de la retina. Una nueva enfermedad amenaza con extenderse.

Para que algo cambie, debería imponerse un cambio de estilo de vida y de conciencia. Los niños y jóvenes deberían pasar más tiempo al aire libre, a la luz del sol. Los médicos afirman que cuando se compara a los niños que se la pasan dentro con los que juegan fuera, los primeros son siempre los más miopes. Y es que cada hora que se pasa al aire libre no es buena solo para el corazón y la circulación, sino que además permite que los ojos se recuperen, ya que no deben enfocar nada de cerca. Además, la luz clara, a través de la dopamina, evita que el ojo crezca.

Sin embargo, muchos oftalmólogos son escépticos: hace tiempo se advierte sobre las causas de la obesidad en niños y jóvenes, sin embargo, el número de afectados no deja de crecer. En el caso de las personas con miopía aguda, se añade el problema de que quedan excluidas de muchos empleos, como por ejemplo, el de piloto.

Las líneas aéreas suelen analizar detalladamente el desarrollo del ojo y evalúan potenciales escenarios. Los candidatos deben poder demostrar que ven al 100 por ciento, aunque hay un margen de tres dioptrías más o menos que se pueden corregir con gafas o lentes de contacto.

Para muchos médicos, este tipo de limitaciones son un buen argumento para usar con los niños, ya que estos entienden bastante si se les explican las cosas, aunque sean pequeños. El riesgo es grande y aún se ignoran muchas cosas. La pregunta es: ¿cómo verán cuando tengan 50 o 60 años?

Quizá para ese entonces sirvan las terapias empleadas en los países asiáticos, donde la miopía representa un problema aún mayor. Una de las soluciones a las que se apela actualmente son unas gotitas de belladona de 0,01% en los ojos. Algunos médicos occidentales afirman que funcionan, aunque aún no saben cómo.

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El efecto de la belladona

Europa Press reportó en 2016 que bajas dosis de gotas de atropina, fármaco extraído de la belladona, desaceleraron significativamente la progresión de la miopía en niños. La investigación del Instituto de Investigación del Ojo de Singapur y el Centro Nacional del Ojo de Singapur se centró en este compuesto, comúnmente utilizado para tratar el ojo vago. Se presentó ante la Academia Americana de Oftalmología en 2015.

La miopía sigue siendo la principal causa de discapacidad visual a nivel mundial. Aunque la visión se puede corregir mediante gafas o lentes de contacto, la miopía severa tiene consecuencias que incluyen un mayor riesgo de desprendimiento de retina, degeneración macular, cataratas y glaucoma prematuros.

En el estudio, que comenzó en 2006, se asignó al azar a 400 niños de 6 a 12 años a una dosis diaria de atropina. Los investigadores descubrieron que después de cinco años de uso, los niños a los que se les aplicaron dosis bajas de 0,01% de gotas de atropina fueron los menos miopes, en comparación con los pacientes tratados con dosis más altas. El ojo redujo la progresión de la miopía en un estimado de 50% en comparación con los niños no tratados con el medicamento en un estudio anterior.

La atropina al 0,01% parece ser lo suficientemente segura para su uso en niños de 6 a 12 años durante un máximo de cinco años, aunque se necesitan más estudios. Los pacientes experimentaron una mínima pérdida de la visión de cerca con las gotas de baja dosis.

El fármaco tiene varios efectos secundarios cuando se administra en concentraciones más altas. Por ejemplo, en la concentración utilizada para el ojo vago, la atropina dilata las pupilas, lo que se traduce en sensibilidad a la luz y visión borrosa al mirar objetos de cerca. Hace falta más investigación, ya que alrededor del 9% de los menores en el grupo de dosis baja no respondió a las gotas en los dos primeros años. También se necesita determinar si el tratamiento es seguro y durante cuánto tiempo se deben usar las gotas. (F)

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