Se acabó la veda

Por Mariquita Noboa
28 de Septiembre de 2014

Nada más parecido a una fiesta que la algarabía de una cangrejada. Así se le conoce en Ecuador al momento que generalmente reúne a la familia y amigos queridos.

Lo cierto es que llega una bandeja con unos “pata gorda” acompañados de ricos maduritos, y…

Toc, toc, toc, pum, pum, pum, zasz, zasz, zasz…

El pobre exoesqueleto que ha sido hervido en un caldo de cocción a base de cerveza, comino y unas cuantas hierbas encantadas, termina hecho trizas en una tabla desde donde salpica a cualquier humano que tenga al frente su pequeño bowl con salsa criolla y otro con ají. Añádale los ruidos que se generan al absorber la carne de las patas.

Entonces:

• Si quiere sentirse libre y disfrutar de la tradicional cangrejada, no invite nunca a un ejecutivo extranjero que viene a hacer negocios con su empresa. No es la mejor impresión para quien nos visita por primera vez.

• Lo ideal sería convidarlo a una ensalada, ceviche, cazuela, pastel, espagueti, canelones o creps. El asunto radica en no dar una mala impresión; recuerde que la mesa es el mejor lugar para demostrar los buenos modales. Y la cangrejada es la antítesis.

• Si alguna vez usted pide un cangrejo en Nueva York le va a llegar junto al crustáceo, un cascanueces y un tenedor de mariscos. El mesero le va a señalar con la mano que ahí está el nutpick, se trata de un tenedor largo de solamente dos dientes. Con el cascanueces se aprisionan las patas, se rompen y se ayuda para retirar la carne con el tenedor de mariscos.

• Comer cangrejos en Ecuador o en Estados Unidos impone un plato adicional para las cáscaras. En un restaurante, el plato es de uso individual.

• Adicionalmente le van a presentar un bowl con agua tibia, donde usted, al finalizar su comida, debe introducir solamente las yemas, no todos los dedos ni la mano entera. La servilleta que acompaña este servicio se la presentan sujetada a una pinza.

• Hay quienes consideran que solamente las patas y la carne del caparazón son comestibles. Hay otras personas que se comen todo, todito de todo. No diga en voz alta lo que está pensando. Sea prudente. En la mesa no se habla de cosas sucias.

• Si de limpieza se trata, nada se compara a un abundante chorro de agua y jabón.

• Los cangrejos no se comen en la oficina, tampoco sobre la cama.

• El rojo del manglar, la centolla, el azul o el buey del mar, todos son bienvenidos, menos el “cangrejo criminal”.

mtnoboa@hotmail.com

  Deja tu comentario