El hemisferio de los sentimientos

El hombre debe rescatar la sensibilidad humana perdida, la intuición, las emociones y la solidaridad para lograr un mundo mejor y  más equilibrado. El lado derecho del cerebro lo permite.

Todos sabemos que el ser humano está comandado por el cerebro y que  nuestra forma de ser depende mucho de las funciones específicas que realiza. Unas están localizadas en el hemisferio izquierdo y otras en el derecho.

El primero es responsable del lenguaje verbal, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, del pensamiento lógico y racional y de las reglas; y el segundo, de la parte emocional, espiritual, cualitativa e intangible. También lo relacionan con la intuición, lo artístico, la imaginación, la innovación, la creatividad, los sentimientos, entre otros.

Según la psicóloga clínica Liliam Cubillos, el hemisferio derecho se desarrolló primero que el izquierdo. Eso significa que los seres humanos tenemos como base la parte emocional, antes que la cognitiva y lógica formal. “Esto se prueba con los niños. Ellos son libres, espontáneos, creativos, cariñosos y hacen barbaridades. Pero la sociedad que está estructurada desde el hemisferio izquierdo ha pensado que para que tengan éxito deben priorizar los paradigmas de la lógica formal, de lo racional y de la inteligencia cuantitativa”.

Pero ese pensamiento, refiere, va atrofiando, represando y reprimiendo el trabajo que tiene que ver con la parte del hemisferio cerebral derecho. Las personas lo van haciendo a un lado debido a los estándares de calidad, medidos desde la inteligencia cuantitativa, la lógica, lo teórico o las ciencias exactas.

Sin embargo, agrega, toda esta forma de medir el mundo o el éxito del hombre está siendo combatido, de manera intensa, por el paradigma neopositivista. Esta corriente señala que no toda la realidad se puede medir en cantidad y que hay que empezar a pensar en la calidad y cualidad del fenómeno humano.

Rescatar la sensibilidad

Para el neuropsiquiatra Eduardo Santillán Sosa, los dos hemisferios cerebrales son esenciales para una vida equilibrada, feliz y con conciencia de actualidad y de futuro. Para él, la racionalidad, la lógica, las emociones y el reconocimiento son fundamentales para desarrollar y mantener calidad de vida. “Hay que recordar que el cerebro es un sistema que actúa en conjunto y no solo localmente”.

Las investigaciones tienen claramente definido que ambos hemisferios están unidos por una compleja red de fibras nerviosas que forman el llamado cuerpo calloso. Por tal motivo, la conexión con el sistema nervioso determina que el hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo, y el hemisferio derecho, el izquierdo”.
Sin embargo, dice Cubillos, actualmente ha cobrado más vigencia el uso del hemisferio derecho, porque mundialmente se ha visto cómo la sociedad, cada vez, está más pérdida y en caos.

“El hombre no se ha preocupado por rescatar la parte de la sensibilidad humana, las emociones, la creatividad, la espiritualidad o la espontaneidad. Es decir, el área que tiene que ver más con los sentimientos o afectos, no solo en el plano de la relación afectiva entre un hombre y una mujer, sino de la parte de la solidaridad en general”.

Mucha gente, incluso, se ha deshumanizado, ha perdido el control de su vida e incluso del equilibrio ecológico. Esto, producto de egoísmos y rigideces, de ciertas creencias, mitos, sectas o ideologías políticas donde no se puede permitir la oposición o el escuchar algo diferente. “El respeto a pensar diferente es una forma de fortalecer la represión del hemisferio derecho y no permite que las personas puedan aportar, pensar, discutir, crear y ser más sensibles”, dice Cubillos.

¿Cree que hace falta usar el hemisferio cerebral derecho? Coméntenos

Enfoque educativo

Desde hace décadas se ha considerado que la persona que tiene un cociente intelectual entre 100 y 150 es inteligente (IQ) y sobre los 154, brillante. Por eso, la mayoría de  los sistemas educativos apunta a pensar que el estudiante que tiene más capacidad teórica o habilidad en las matemáticas, o en el dominio de la comprensión lógica o buena memoria, son más valiosos que aquellos que no poseen esas habilidades.

Pero, dice Cubillos, cuando se habla de ese enfoque, hay que posesionarlo en los fenómenos de las ciencias sociales que son tan cambiantes y rápidas: lo que en este momento se está diciendo, mañana ya no está, porque todo se actualiza. Entonces,   lo que tanto nos molestamos en aprender desde el hemisferio izquierdo no tiene ningún sentido si no lo podemos aproximar con creatividad o responsabilidad a la realidad cambiante de la vida manejado por el hemisferio derecho. “Por ello, no creo que ambos hemisferios deban andar divorciados”.

Muchas veces, indica, los padres son responsable de ese divorcio, cuando le dice a un hijo que más rentable e importante es ser un economista, ingeniero o médico, antes que ser un artista, porque si no se mueren de hambre. “Ellos no se dan cuenta de que la emocionalidad, espontaneidad y creatividad se la puede desarrollar en cualquier profesión o desempeño laboral de manera racional y emocional”.

Grandes personajes de la historia, menciona Santillán, como  Leonardo da Vinci, Nietzsche, Albert Einstein han empleado al hemisferio derecho y han sido zurdos manuales. Indudablemente, agrega, existen factores innatos en esta área, pero los ambientales, como la calidad de entornos y de aprendizajes, son fundamentales para el desarrollo.

El problema también se debe, dice Cubillos, a que toda la energía se está concentrando en cómo lograr que las personas adquieran más conocimientos, pero no se han preocupado en que cultiven la parte humana con inteligencia emocional.

Eso no solo sucede a nivel educativo, también a nivel laboral cuando se mide al empleado por los resultados de las ventas, esto porque los jefes se han concentrado más en que predomine el hemisferio izquierdo y que siga subyugado el hemisferio derecho.
Por último, menciona Santillán, la inteligencia emocional es vital para desarrollarse en ámbitos ocupacionales, sociales y afectivos, y así mantenerse y crecer en el futuro.