La soya... más que nutritiva

Esta leguminosa no solo ayuda a reducir la presión arterial o el colesterol malo, también mejora la memoria.

Uno de los estudiosos de la soya fue el emperador chino Sheng-Nung hace más de tres milenios. Él no solo disponía de grandes campos de cultivo sembrados con la leguminosa, sino que se dedicaba a describir sus propiedades alimenticias y medicinales.

Posteriormente, el consumo de este alimento se hizo popular  en Occidente, sobre todo, por sus beneficios protectores frente a algunas enfermedades como la diabetes (azúcar en la sangre), algunos cánceres dependientes de hormonas o problemas del corazón.

Según María Fernanda Morales, máster en nutrición y profesora de microbiología y bioquímica para la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, (Espol), en los últimos años el consumo integral de la soya se ha incrementado en Ecuador, principalmente por quienes tienen intolerancia a la lactosa o sufren de reacciones alérgicas a las proteínas presentes en la leche de vaca o sus subproductos.

Estos consumidores, agrega, encuentran en la soya un producto altamente paliatorio, pero sobre todo, nutricional, pues contiene aproximadamente: 36% de proteínas, que es rica en aminoácidos esenciales como la metionina,  9% de fibra y 30% de carbohidratos.  “Además es considerada una oleaginosa, con aproximadamente un 20% de lípidos, por lo tanto, su principal aprovechamiento industrial es en la extracción de aceite”.

Según investigaciones del Instituto de Medicina, alimentos y Nutrición de los Estados Unidos  la soya presenta un excelente perfil aminoácidico y una buena digestibilidad de la proteína siempre que esté correctamente procesada. “Si a una dieta se le incorpora un aproximado del 60% del total de la ingesta total proteica diaria podría permitir en adultos la misma regeneración muscular –luego de un ejercicio físico intenso que es la aportación idéntica a la de la carne”.

Morales, agrega, que en el proceso de elaboración de productos a base de soya para el consumo humano debe incluirse obligatoriamente el tratamiento térmico de los granos debido a que naturalmente presenta un factor antiproteico que es inactivado con un proceso de cocción. Este factor impediría la absorción de la proteína dentro de nuestro organismo, y por lo tanto, el uso de la proteína por parte de nuestras células.

Disminuye la presión arterial

Según la médica nutricionista Narcisa Zambrano de Lecaro, existen varios estudios en los que se compara el efecto de la proteína de soya sobre la presión arterial y se  demuestra que produce su reducción, incluso actúa disminuyendo el colesterol malo LDL y aumentando el colesterol bueno.

El efecto beneficioso de la proteína de soya, agrega, se lo atribuye a la acción de los isoflavones, que son potentes antioxidantes que producen dilatación de las arterias al estimular la liberación de óxido nítrico.

“Mientras más isoflavones provenientes de la soya se consuma (más de 2,5 mg), mayor será la reducción de la presión arterial (más de 5,5 mm de Hg). Por ejemplo: 1 vaso de leche de soya de 8 onzas contiene 22 mg de isoflavones y 100 g de soya tostada, 130 mg (hay estudios hechos con 40 g de proteínas de soya)”.

El naturista Carlos Ruiz Ordóñez, refiere que la soya también puede ayudar al alivio de los síntomas asociados con el climaterio o menopausia (cese de la menstruación) porque contiene fitoestrógenos, unas moléculas llamadas isoflavones que poseen propiedades similares a las de los estrógenos naturales (hormonas femeninas).

Por último, debido a su elevado aporte de fibra contribuye a prevenir y aliviar el estreñimiento; y, además, si se la consume como lecitina de soya, ayuda a regular el sistema nervioso y muscular; y mantiene la piel más elástica e hidratada.  (S.M.de.C)