Mar de plásticos: No más basura
“Evitar el material de un solo uso, que la vida promedio de la mayor parte del plástico en el mundo es de apenas 15 minutos”.
‘Planeta o Plástico’ muestra la portada de National Geographic de junio del 2018. Al deshacernos de la basura, no va a desaparecer milagrosamente. No por no verla deja de existir en la tierra. Está, y sobre todo, en los océanos, y allí se quedará, en el caso de los plásticos, de 450 años o hasta siempre.
La responsabilidad no está en “invisibilizar” los desperdicios, sino en minimizar su producción, o evitarla por completo, sobre todo cuando se trata de plásticos de un solo uso.
El mar se ahoga en plástico, virtualmente la mitad de todo el plástico del planeta se ha fabricado en los últimos quince años y el 40% se ha usado una sola vez. National Geographic presenta una analogía: existe tanto que podríamos cubrir las costas de la Tierra con cinco fundas de plástico por paso, cada una llena de más plástico. ¡Son nueve millones de toneladas que llegan al mar al año!
El sol, las olas y las bacterias reducen el plástico a microplástico, que luego es ingerido por animales, desde plancton hasta ballenas. La National Geographic menciona que se han encontrado microplásticos (partículas de menos de 5 milímetros) en 114 especies acuáticas, la mitad de las cuales termina en nuestra mesa. Cuando llegan a tamaños de una billonésima de metro, es decir, los nanoplásticos, pueden penetrar células y moverse a tejidos y órganos, y no existen todavía métodos analíticos que muestren su efecto en los humanos. Además, el plástico no es una sola cosa; contiene aditivos, pigmentos y químicos, muchos de los cuales interfieren con el funcionamiento hormonal, y podrían entorpecer el desarrollo del cerebro en fetos y niños. Otros componentes que se adhieren al plástico pueden causar cáncer o defectos de nacimiento.
No se trata de un problema estético. El plástico afectaría nuestra propia salud de manera que aún desconocemos.
Desde 1980 existe plástico biodegradable, pero habría que analizar cada caso a ver qué tan cierta es esa promesa. En el 2015, el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas describió a los biodegradables como “una solución no realista, que no reduce la cantidad de plástico que llega a los océanos ni prevé el potencial daño físico o químico a las criaturas marinas”.
Lo más sencillo para solucionar el problema es no crearlo.
Evitar el material de un solo uso, que la vida promedio de la mayor parte del plástico en el mundo es de apenas 15 minutos.
En Dinamarca sus habitantes utilizan 4 bolsas plásticas al año. Ignoro las estimaciones para el Ecuador continental, pero en Galápagos es casi cero. Quien sale de compras lleva su propia funda de tela, o una caja de cartón. Ya es parte de la cultura galapagueña.
En muchos restaurantes se ha eliminado el uso del sorbete de plástico. Se reemplaza por los de metal o papel. Hubo un video viral en YouTube de un sorbete plástico atorado en las fosas nasales de una tortuga marina. Setecientas especies se han reportado heridas, muertas, o afectadas de alguna manera por plástico en los océanos.
En varios barcos de Galápagos no se ofrecen bebidas en botellas de plástico.
Igualmente debemos evitar los empaques de comida, que esto corresponde a la mitad de todo el plástico en el mundo.
Urge terminar con la cultura del desperdicio y reciclar al máximo.
No es un problema de difícil solución. Sabemos lo que se debe hacer, a nivel personal y gubernamental, pero hay que empezar ya; uno hace la diferencia. (O)