Destacados del caminante

El 2 de enero, el guía baneño Luis Corral inició una caminata insólita. Salió desde Ipiales, en la frontera con Colombia, rumbo a Aguas Verdes, en la frontera con Perú. Fueron como 1.000 kilómetros que cubrió en exactamente un mes, porque llegó a su meta el 2 de febrero.

Luis, conocido localmente como Luisiño, transitó por las provincias de Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay y El Oro, por las cuales caminó entre 40 y 65 kilómetros diarios.

“Fue una ruta que me llevó a sitios increíbles que pude redescubrir, como los paisajes volcánicos de las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo, y conocer lugares fantásticos que ni siquiera sabía que existían, como Biblián (Cañar), donde hay una hermosa iglesia encaramada en una montaña; también quedé maravillado con la laguna de Colta, cerca de Riobamba”, indica este técnico turístico del Municipio de Baños.

Luis también destaca la amabilidad y la gastronomía tradicional de los diversos poblados. “Especialmente la que encontré en la provincia de Chimborazo, en ciudades como Guamote o Alausí. Allá te sorprenden con platos como yaguarlocro, chinchulines y caldo de pata”, indica este caminante, que solo reposó cinco días en todo el trayecto, “para lavar ropa y recuperarme. El cuerpo me pedía el descanso”.

Pero igual tuvo un desgaste extremo, ya que perdió un total de seis uñas de los pies y terminó con ligamentos distendidos en las rodillas y tendinitis en la pierna izquierda, por lo que tuvo que pasar por rehabilitación física tras el recorrido.

Pero, ¿qué motiva a un hombre a cumplir tremenda experiencia? Luis lo hizo para dar un mensaje a su hijo Isaac (hoy de 7 años), a quien no ve hace 5 años. “Su madre se lo llevó cuando ella y yo nos separamos. Los he buscado, pero sin éxito. Quiero encontrarlo y que él se entere de que su padre haría todo por él”, señala. “Y esa misión me ha llevado a reencontrarme con todo mi Ecuador”.