El castillo Hearst, de película
La película El ciudadano (Citizen Kane) es considerada la mejor en la historia del cine estadounidense. Por ello, Jorge Suárez se sintió atraído a conocer, en febrero del 2011, el castillo que inspiró el Xanadú que Orson Welles plasmó en ese filme de 1941.
El castillo que William Randolph Hearst construyese durante 28 años se localiza en la población de San Simeón (California). “Crucé el umbral recordando que los miles de planos para lograr esta perfección habían sido trazados por Juliet Jordan, la primera mujer arquitecta admitida en la Universidad de París, luego de graduarse en Los Ángeles. El castillo se levanta entre 127 acres de jardines (con sus 2.000 árboles), terrazas, piscinas y senderos. El guía informa que 100 personas, en 59 dormitorios, podían hospedarse los fines de semana. Ellos eran las personalidades más relevantes de cine y la política”, comenta Jorge.
Dos prohibiciones debían respetar los huéspedes: nada de borracheras y peor “cachos de subido tono”, agrega. Para eludirlos había sanos eventos, como funciones de cine en una pequeña sala-teatro con cuatro filas de nueve asientos cada una y tapizados en seda color rosa. “Las luces provienen de cinco estatuas pegadas en las paredes, cuyas manos sostienen lámparas que semejan buqués de flores. Allí estrenó Walt Disney su filme Blanca Nieves y los siete enanos (1937)”.
El palacio tiene 165 habitaciones que mezclan, en perfecta armonía, el arte de siglos diferentes y las estatuas, tapices (una de las más grandes colecciones del mundo) y mobiliario. “La biblioteca guarda 5.000 libros, entre ellos algunos del siglo VI. El comedor tiene una gigantesca mesa y 22 sillas que pertenecieron a un monasterio español. Se podría describir la cocina, la bodega de vinos, la oficina, pero llenaría páginas enteras”, concluye.
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