‘Mi Mallorca’
Esta ecuatoriana, nacida en Quevedo hace 29 años, reside desde hace doce años en Palma de Mallorca, un destino de las islas Baleares eminentemente turístico, ubicado en el Mediterráneo español.
Amo a mi país. Y creo que todo migrante ecuatoriano en el extranjero debe extrañarlo inmensamente, ansiando siempre regresar para ver a la familia amada y pasearse por aquellos rincones inolvidables que marcaron nuestra infancia.
Pero considero que Palma de Mallorca es mi segunda casa, en donde he residido por doce años. Estoy encargada del área de eventos de un hotel de lujo en pleno centro de la urbe, por lo que a menudo atendemos desde estrellas del deporte y celebridades del espectáculo hasta jefes de Estado y jeques árabes multimillonarios.
También llegan turistas españoles y europeos, porque Palma de Mallorca es el destino que muchos prefieren por sus playas, su clima, sus zonas históricas y su gente amable. Cuando alguno me pregunta qué lugar visitar, suelo recomendarles mis sitios favoritos, en los cuales siento disfrutar lo mejor de esta isla maravillosa.
Mi tour personal
Palma de Mallorca es la capital de la isla de Mallorca, que es parte de la comunidad autónoma de las islas Baleares, también conformada por las islas Menorca, Cabrera, Ibiza y Formentera, entre otras, que en su conjunto son la segunda región más visitada de España, después de Cataluña.
La ciudad está en el centro de la bahía de Palma, al sur de la isla, territorio urbano que se disfruta mucho caminando. Yo prefiero recorrerla en patines en el llamado Paseo Marítimo, una avenida de 5,5 kilómetros de extensión junto a la bahía, que es perfecta también para montar bicicleta y distraerse en los restaurantes, bares y tiendas salpicadas a lo largo de la ruta.
Otro paseo pedestre encantador está en la Rambla, una avenida con un amplio parterre peatonal en el centro, donde operan quioscos encantadores donde se expenden flores y todo tipo de souvenirs. Es uno de los primeros sitios que la gente suele visitar al llegar a Palma de Mallorca, al igual que el Casco Antiguo, también llamado centro histórico, antes rodeado por murallas y hoy poblado por la mayoría de los edificios emblemáticos, como la Catedral, el Palacio de la Almudaina, además de museos, iglesias y conventos. Antes allí residían las personas más acaudaladas de la isla, pero con el tiempo comenzaron a construir fuera de los muros y derrumbaron ese cerco de piedra.
Allí mi lugar preferido es el Paseo del Borne, que conecta a las plazas Juan Carlos I y De la Reina a través de una vía pedestre flanqueada por bellos edificios de look antiguo y elevados árboles que llenan en espacio de verde naturaleza. Es como un bosquecito urbano.
Por los balnearios
La hermosa playa El Arenal es la más frecuentada por los turistas extranjeros que se alojan en la gran cantidad de hoteles que operan en la zona, por lo que es ideal para conocer el estilo elegante de las mejores playas del Mediterráneo. Aunque también son muy solicitadas las pequeñas playas (llamadas localmente calas) que se encuentran algo escondidas en el perfil costero. Recomiendo las calas de Gulla, Santanyí, San Vicente, D’or, Esmeralda, Mitjana y muchas otras cerca de Porto Colom (el puerto de Felanitx).
Resulta toda una maravilla perderse en alguno de esos balnearios escondidos, donde el atardecer suele encantar a los pocos bañistas que suelen llegar para alejarse del turismo masivo.
Un paseo especial lleva a Alcudia, al norte de la isla y a 54 kilómetros de Palma.
Alcudia es un poblado maravilloso con un ambiente enriquecido por sus 30 kilómetros de costa, playas y escenarios agrestes, y sus edificios patrimoniales que son herencia de las civilizaciones que allí se asentaron. La cercana ciudad romana de Pol-lèntia es una joya arqueológica, fundada en el siglo I a.C. por el cónsul romano Quinto Cecilio Metelo, que sorprende por su foro y su teatro, además de sus cercanas murallas romanas que permiten imaginarse el estilo de vida de los antiguos pobladores.
Otro de mis lugares favoritos es el cercano poblado de Valldemossa, al oeste de la isla, que luce como una ciudad medieval rodeada de colinas sembradas de bosques. Se dice que su origen es árabe, lo cual se observa en detalles de su arquitectura al caminar por sus calles estrechas y callejones empedrados.
Finalmente, todo turista debería pasear en el tranvía que recorre el puerto de Sóller, al norte de la isla, donde el perfil costero y el casco urbano tienen la cualidad de sorprender, encantar, enamorar.
El paseo debe incluir el ascenso a la Torre Picada, construida en el siglo XVI para alertar sobre la llegada de piratas y corsarios, ya que divisa toda la bahía, y nada mejor que rematar el día tomando el sol en la playa local.
Con escenarios así, viviendo momentos en la isla de Mallorca, es fácil sentirse como una estrella del deporte, un jefe de Estado o un jeque árabe multimillonario. Aunque es mejor sentirse como una ecuatoriana orgullosa de su país, pero que encontró en Mallorca un hogar donde está cumpliendo sus sueños personales.