Joya de las Bellas Artes
La cantante manabita Johanna Carreño participó en el 2010 en una campaña internacional de responsabilidad social contra la anorexia y la bulimia.
Tal experiencia le permitió cumplir un recorrido por doce países de América Latina, en los cuales brindó presentaciones y entrevistas para la prensa.
“Fue una experiencia hermosa”, señala, aunque comenta que tuvo poco tiempo para hacer turismo, pero que uno de los países que mejor pudo conocer fue México.
“Llegué a la capital y pude recorrer muchos lugares, como el Ángel”, indica refiriéndose al monumento a la Independencia de México, que se levanta en la avenida Paseo de la Reforma como una gran columna con una estatua de la Victoria Alada en la cima.
Aunque el sitio más imponente fue el Palacio de Bellas Artes, ubicado en pleno centro histórico. “Verlo te permite entender en algo la cultura de ese hermoso país... Es inmenso. La primera vez que entré me perdí, entonces estaba muy asustada”, comenta sobre esa construcción levantada entre 1904 y 1934 para convertirse en el recinto más importante del país dedicado a la expresión cultural, con diversos escenarios y salas para la práctica y exposición de obras de arte.
La obra estuvo a cargo del arquitecto italiano Adamo Boari, quien diseñó un edificio ecléctico mezclando los estilos Art nouveau y Art deco, con una hermosa fachada con mármol blanco de Carrara (Italia).
Esa fue la principal joya descubierta por Johanna, quien también aprendió detalles de la gastronomía local. “Algo que me sorprendió es que hasta el helado lo piden picante”, comenta la intérprete de temas como Don’t stop me y Duende real.
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