Paradas con sabor
Los viajes a la playa alborotan los sentidos ante el futuro inminente de un menú a base de mariscos. Pero antes, la vía a la costa nos invita a detener para probar otras exquisiteces.
Jorge Hernández González se jacta de ser el primer empresario que montó un paradero-restaurante en la vía a la costa. “Fue hace 21 años. La idea era vender los productos que generaba nuestra hacienda Río Daular. La gente me decía: ‘Estás loco. Nadie va a detenerse. Pero yo había vivido en Tampa (Florida) y allá es común poner este tipo de negocios en la vía. Y nos ha ido muy bien aquí”.
Hernández dirige el paradero Río Daular, negocio familiar en el km 36 de la carretera que se ha hecho famoso por las hamburguesas y sándwiches con carne de avestruz ($ 4,9), la cual tiene más parecido a la carne de res que a la de pollo.
La hacienda, que cría más de una treintena de esos animales, tiene otro producto aún más estrella: el marañón. “Somos los únicos que lo cultivamos (a esta escala)” para producir jugo, mermeladas, licor y otras variedades a base de este fruto que ocupa 20 de las 40 hectáreas de la hacienda.
También cultivan frutas de ciclo corto, como maracuyá, papaya, sandía, melón… que sirven para armar una amplia oferta de jugos y mermeladas, elaborados artesanalmente.
El paradero Río Daular está dedicado a comercializar los productos que genera la hacienda familiar de los Hernández. Una fórmula similar sigue otro negocio, abierto hace dos años, en el kilómetro 57 de la vía, pasando el recinto Cerecita (famoso por sus humitas).
Es el paradero Chicharrón, propiedad del cubano José Mendoza, con 14 años en nuestro país. Este comedor se especializa en fritada de lechón de unos 4 meses de nacido, cuya carne es más suave que la preparada con el chancho adulto, indica el empresario.
“Nuestra característica es que vendemos la comida al peso. Una libra de carne pura cuesta $ 6,50, pero si viene con arroz cubano, yuca y maduro vale $ 4,90”, señala Mendoza, quien abrió este paradero como una extensión de la chanchera que posee en un terreno contiguo al restaurante.
Dato
Los agricultores tienen pequeños LOCALES
que venden cocos, leche y frutas
Los vehículos se amontonan en el parqueadero de este negocio de fritada, que ha ingresado en el mercado de esta vía que tiene otros participantes que han logrado hacerse buena fama culinaria.
Algunos de ellos son el centro de eventos Casa Rancho (km 30), famoso por su bolón de verde, y la finca La Gloria (km 53), con comida típica, piscina y área natural para andar a caballo, pasear en bote y jugar deportes (contiguo funciona un paradero con pequeños locales que venden tortillas, hayacas, humitas y platos típicos).
También vale detenerse a la altura del desvío de Progreso para tomar agua de coco ($ 1,25) de alguno de los rústicos quioscos allí asentados, y que en algunos meses quedarán reasentados en el paradero que el Gobierno provincial del Guayas construye en esa zona tan famosa porque siempre ha ofrecido a los viajeros maduro lampreado, papa rellena, carne en palito, chocolatinas y otros sabores tradicionales.
Otra parada típica se disfruta a la altura de Zapotal, en el comedor El Chivo Erótico, con 28 años de tradición y de propiedad de Gloria Navas Santos. Debido a la nueva carretera, llevan nueve años operando en el lugar donde se los encuentra actualmente. “Vendemos como 120 platos al día, aunque los fines de semana son más”, explica María Lindao, administradora del local, refiriéndose a los secos de chivo, pato (a $ 3,50) y pollo ($ 3).
Otro punto que se asoma con el seco de chivo es el poblado de Sacachún, ingresando por una vía secundaria en el recinto de Buenos Aires. Un camino asfaltado de 15 km lleva en 5 minutos a ese asentamiento famoso por ser el hogar del monolito ancestral san Biritute, exhibido en una plaza regenerada. Y allí juntito opera un comedor con un seco de chivo que, con la rica sazón local, remata la visita de los turistas que llegan para conocer a tan famoso santo. (M.P.)