Borgoña medieval
La localidad francesa de Treigny, a 200 km de París, acoge un interesante proyecto: construir un castillo utilizando solo técnicas del siglo XIII.
Todo viaje a Francia sin duda debe llegar amarradito a visitas clásicas en la capital, como la torre Eiffel, el museo de Louvre, el Arco del Triunfo y el río Sena.
Sin embargo, el viajero debería darse tiempo para aproximarse al esplendor turístico que brindan provincias fuera de París. Por ello recomendamos visitar la región de Borgoña, al sureste de la capital.
Borgoña tiene sabor a vino. Buena parte de la fama vitivinícola de Francia se debe a los cultivos y producción de este territorio que comienza a revelarse al viajero desde el poblado de Auxerre, en donde los visitantes suelen realizar un paseo por el río Yonne para contemplar desde el agua lugares como la abadía de Saint Germain, que data de los siglos XIII y XIV con un claustro sublime y salones hermosos, como la sala de los monjes, la sacristía y sus criptas del siglo IX.
La catedral de Saint Etienne es otra joya del arte medieval (siglos XI-XV) y moderno (siglos XVI-XVIII). Su cripta está adornada con varias pinturas murales, entre las cuales se encuentra el famoso Christ a Cheval (Cristo a caballo) de finales del siglo XI, obra mayor del arte románico de esos tiempos.
Al este de Auxerre se asienta Noyers-sur-Serein, un municipio encantador en las orillas del río Serein, en el entorno de la campiña de Chablis. Posee un centro muy bien conservado del siglo XV con casas entramadas de madera y de piedra en muy buena condición. En total hay 78 monumentos históricos en el pueblo.
El cercano poblado de Vezelay debe su origen a una abadía benedictina en la que se conservaban las reliquias de santa María Magdalena, la cual es Patrimonio de la Humanidad desde 1979. La basílica es una obra maestra de la arquitectura románica del siglo XII, reconstruida por el francés Eugéne Viollet-le-duc en 1840.
El castillo de Guédelon
La visita a Auxerre (se pronuncia Oser), Noyers-sur-Serein y Vezelay permite que el turista entienda la importancia de la Edad Media (siglos V-XV) como periodo histórico que llena de orgullo a la cultura borgoñesa. Eso lo prepara para llegar al poblado de Treigny, que impacta porque en medio de sus bosques se está construyendo un castillo y fortaleza medieval con las mismas técnicas y materiales empleados en el siglo XIII.
El denominado castillo de Guédelon se inició en 1997 y está previsto terminarse en el año 2020. Pero no es necesario esperar tanto para disfrutar de su ambiente. Actualmente se ha convertido en un importante atractivo turístico que atrae a unos 300 mil visitantes al año para observar a 50 carpinteros, leñadores, herreros y albañiles ataviados al estilo medieval para trabajar con madera, piedra, tierra arena, arcilla y piedra proveniente de una cantera cercana.
Los materiales son transportados en carretas haladas por caballos para conformar un escenario que evoca tiempos del pasado.
El hombre al frente del proyecto es Michel Guyot, quien ya de niño compartía con su hermano Jacques la pasión por la historia y la arquitectura. Así, lograron reunir el dinero suficiente para comprar el castillo Saint Fargeau con el propósito de restaurarlo. Pero la mente de Michel fue más lejos y le propuso a su hermano construir un castillo desde cero, lo cual también equivaldría tomar un proyecto que les tomaría más de dos décadas.
La idea fue también motivada al averiguar que en ese lugar hubo un castillo anterior, el cual fue incendiado y luego reconstruido en el siglo XIII.
El escenario que hoy se observa en ese lugar motiva una experiencia mágica que sin duda tiene un componente mucho más real que el mostrado en otras representaciones históricas. Esa sensación es parte de la magia de Borgoña. (M.P.) (I)
Fuentes: www.cafeytren.com, www.abc.es, www.elalmanaque.com, www.guedelon.fr.