La ruta más arriesgada
Está en Bolivia. Parte cerca de La Paz para descender hasta el poblado de Coroico, a unos 90 kilómetros de distancia.
La fama de la llamada Ruta de la Muerte atrajo al equipo de producción y rudos camioneros del programa ‘Rutas Mortales’ (‘History Channel’), que este año exhibió los escenarios montañosos del quizás camino más peligroso del mundo, considerado así debido a sus constantes derrumbes, su cubierta terrosa (y a menudo fangosa) y una estrechez que provoca que los vehículos deban cruzar al filo de elevados acantilados sin la protección de guardarraíles.
Quizá sea por ello que cada vez menos vehículos se aventuran a transitar por esa zona, dejándoles más espacio a los tours de viajeros en bicicleta que desde La Paz dedican un día para atravesar ese escenario salpicado de cascadas que golpean en el mismísimo camino.
Los turistas parten desde La Paz (3.650 msnm) en furgonetas para ascender hasta el llamado paso de la Cumbre (4.700 msnm), en donde los aventureros se montan en sus vehículos de dos ruedas para emprender el descenso por la carretera más alta, arriesgada y emocionante en el mundo. Aquella percepción se vuelve extrema al observar la cantidad de cruces levantadas a las orillas del camino, señal de quienes cayeron al precipicio.
El paisaje montañoso acompaña en todo momento a los viajeros, que suelen compartir el camino con algunos automóviles y camiones que aún se aventuran por esta vía que, tras 64 km de descenso y tres horas de recorrido, los deposita en el pequeño poblado de Yolosa (1.200 msnm).
Pero los tours suelen continuar en las furgonetas hasta el cercano Coroico (1.500 msnm), considerado uno de los principales poblados de turismo de naturaleza en las cercanías del departamento de La Paz.
Coroico es una tranquila población de clima cálido elegida por legiones de viajeros bolivianos y extranjeros para descansar entre las montañas y rodeados de la exuberante vegetación de las Yungas, región con fértiles valles subtropicales, precipicios, ríos y cascadas, en la zona de transición entre el altiplano y el Amazonas boliviano.
Coroico invita a explorar sus rutas de excursionismo hacia más cascadas, valles y montañas, que profundizan escenas de riesgo y adrenalina.
El retorno a La Paz puede hacerse por una vía alterna mucho más segura, aunque existe algo subyugantemente atractivo que motiva a algunos viajeros a aprovechar el regreso para volver a jugarse la piel en la Ruta de la Muerte. (M.P.)